El abandono de la senda
Mientras el río sigue recuperando vida (cada vez se ven más peces, aves, nutrias...), en las orillas languidece el Corredor Verde que se construyó en la anterior legislatura para que los torrelaveguenses dejasen de vivir de espaldas al Saja-Besaya. Un simple paseo por uno de los tramos más frecuentados es suficiente para comprobar el estado abandono de la zona verde: papeleras rotas o sin vaciar; restos del ‘botellón’ juvenil; grafitis que ‘adornan’ mesas, bancos, indicadores, miradores...; aparcamientos de bicicletas cubiertos de maleza; mal olor procedente de desagües; anfiteatro y embarcaderos deteriorados por las riadas, donde también destaca un tramo de paseo hundido y peligroso a la altura de la presa de Sniace; miles de bolitas de plástico procedentes de la fábrica de Aspla que sorprenden al paseante a la altura del parque intergeneracional; casi todas las estructuras están hechas de madera y urge su repintado.