Borrar
"Las paradas de autobús delatan que el invierno por aquí debe ser muy frío"

"Las paradas de autobús delatan que el invierno por aquí debe ser muy frío"

Día 31: 116 kilómetros de Moravia del Sur a Olomuc

José montes

Lunes, 24 de agosto 2015, 11:32

116 kilómetros nos tocan hacer hoy con un perfil de 369 metros de altitud máxima, 173 metros de mínima, 828 metros de ascensión y 777 metros de descenso. Mucha subida y bajada para tan poco desnivel.

Hoy pasaremos por dos lugares Patrimonio de la Humanidad y cambiaremos de región, dejaremos Moravia del Sur y llegaremos a la región de Olomuc en cuya capital, Olomuc, nos quedaremos hoy en el 'Hotel de los poetas cornudos' como nos dice un compatriota. Nosotros somos más finos y le llamamos Poets Corner Hostel.

A unos 18 kilómetros pasamos por Kyjov,lugar donde se celebra el festival folk más antiguo del país, pues desde 1921 se viene celebrando cada 4 años. Este año ha sido del 13 al 16 de Agosto. Qué lástima pues por entonces nosotros estábamos dejando Hungría y comenzando a recorrer Eslovaquia. Tengo que apuntarlo para cuando me jubile. Pasados 60 kilómetros llegamos a Kromeriz, lugar Patrimonio de la Humanidad por el palacio y sus jardines desde 1998.

La Unesco señala: Situados junto a un antiguo vado del río Morava, al pie de la cadena montañosa de Chriby que domina el centro de Moravia, el castillo y los jardines de la ciudad de Kromí¸ ofrecen un ejemplo excepcionalmente completo de residencia principesca barroca en admirable estado de conservación.

Pero no sólo esto, la ciudad también nos ofrece un relicario de iglesias de diferentes cultos, sinagoga, cementerio judío, bodegas de vino, paseos en barca, etc., etc.

A poco de dejar Kromeriz pisamos la región de Olomuc, donde las guías turísticas señalan que por aquí hay unos paisajes naturales de primera: gargantas, barrancos, cavernas, a la vez que grandes monumentos históricos, entre ellos, en la plaza de Horní Námstí de Olomuc capital, se encuentra la Columna de la Santísima Trinidad, erigida en Los Primeros años del siglo XVIII, ejemplo más destacado de este tipo de monumentos característicos de Europa Central. Construido en estilo regional denominado 'barroco de Olomouc', el monumento tiene 35 metros de altura y está ornamentado con soberbias esculturas del célebre artista Religioso moravo Ondrej Zahner. La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

Por la mañana, cerca ya de las 08:00 horas salimos de nuestro hotelillo rumbo a la conquista de la nueva etapa que nos llevará a nuevos lugares Patrimonio de la Humanidad por donde hace varios días que no estamos. Hemos estado muy cómodos en este hotel, el problema es que nosotros llevamos nuestra propia comida (somos pobres) y no tenemos dónde hacerla porque aquí, naturalmente, lo que quieren es que cenes en su restaurante y que desayunes al día siguiente, pero nanai, no estamos por la labor, así que anoche nos hicimos la cena en la habitación cuidando de que el detector de calor o de humos no se chivase.

A la salida de Hodonin nos acompañaron los carriles bici. Os recordamos que Chequia está plagada de señales con rutas numeradas para bicicletas y que te puedes recorrer todo el país con muchas facilidades, solo tienes que hacerte con un buen mapa de estos carriles o unos buenos tracks.

Yendo por los carriles noté que alguien hacía bicistop y le subí a mi bolsa delantera, era un colega que también viajaba con la casa a cuestas. Me pidió que le trasladara unos metros más adelante porque se le estaban acabando los recursos por la zona que el frecuentaba. Se te ve cansado me dijo-. Pues sí le contesté-. Se sonrió y me dijo que no me apurara que el llevaba toda su vida acarreando sus alforjas y su propia casa y acabaría acostumbrándome.

Me enterneció su comentario y le dediqué este poema que recordaba de Federico García Lorca:

Caracoles negros.

Los niños sentados

escuchan un cuento.

El río traía

coronas de viento

y una gran serpiente

desde un tronco viejo

miraba las nubes

redondas del cielo.

Niño mío chico

¿dónde estás?

Te siento

en el corazón

y no es verdad.

Lejos esperas que yo saque

tu alma del silencio

Caracoles grandes.

Caracoles negros.

Mi caracol viajero, con los cuernecillos retraídos me dio las gracias y me pidió que le dejara en una mata de verde. Así lo hice y me despedí de él al tiempo que Tomás me pedía más rapidez.

Hemos pasado por muchos pueblecillos que nos ha dado tiempo de fotografiar porque por alguno lo hemos hecho a 6 kilómetros por hora mientras subíamos la pendiente que una señal nos avisaba era del 12%. Las carreteras han dejado de ser llanas para encabritarse, pero nuestro entusiasmo puede con todo. Quizá para dentro de 30 años que seamos más viejos nos podrán vencer, pero por ahora lo tienen crudo.

Las paradas de autobús delatan que el invierno por aquí debe sermuy frío. De hecho ya estamos percibiendo las hojas de los árboles de color marrón y rojizo, señal inequívoca que el otoño se acerca. Otros árboles más generosos nos siguen obsequiando con sus frutos que nosotros aprovechamos.

En Kromeriz vimos el palacio y los jardines, las iglesias y todo el conjunto monumental que se percibe en el centro urbano. Hemos comido dentro de los jardines nuestro bocadillo con nuestras cervezas checas la mar de bien, pero había que continuar, nos faltaban unos 40 kilómetros que hemos pasado por pueblecitos muy bonitos que voy a nombrar: Kojetin, Tovacov, Dub n. Moravou y, finalmente Olomuc. Todos ellos ofrecen las torres de sus iglesias de forma majestuosa con forma de turbante y acabadas en un pirulí; cónico, triangularpero pirulí.

Ya en Olomuc en el hotel nos hemos enfrentado nuevamente a la adversidad ya que está en un cuarto piso sin ascensor. Tanta pena le hemos dado al encargado que ha bajado con nosotros para ayudarnos a subir las seis bolsas que llevamos cada uno. Ya me he referido más arriba al nombre del Hostel, por eso he creído que era apropiado dejar la prosa por un momento para abrazar la poesía, que siendo de García Lorca el éxito está asegurado.

Tras la ducha hemos ido a comprar el desayuno de mañana y hemos visitado la estrella de esta ciudad, la gran columna de la Santísima Trinidad en una plaza con muchos alicientes, entre ellos un reloj astronómico que data del siglo XV, aunque ha pasado por muchos avatares, pero aquí sigue dando las horas y haciendo que sus personajes giren, aparezcan y desaparezcan.

Nos gusta Chequia.

Saludos a todos los que nos seguís y nos escribís, os nombraríamos a todos pero seguro que dejábamos a alguien en el tintero, así que perdonadnos por no hacerlo, pero que sepáis que vuestros ánimos nos llegan, incluidos los de tantas personas anónimas que esperáis cada día para leer nuestros comentarios. Gracias, de verdad.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes "Las paradas de autobús delatan que el invierno por aquí debe ser muy frío"