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José Ignacio Arminio
Jueves, 11 de agosto 2016, 10:48
Ante las diferencias que mantienen los ayuntamientos de Torrelavega y San Felices de Buelna sobre la ubicación de un mojón en Jerrapil (monte Dobra), el Instituto Geográfico Nacional (IGM) ha hecho prevalecer una propuesta intermedia. El informe será sometido ahora a la consideración del ... Consejo de Estado y después será validado por el Gobierno de Cantabria, mediante un decreto que podría poner fin a más de dos años de conflicto en la actualización del deslinde entre ambos municipios. El IGM considera que dada la imposibilidad de encontrar una solución que satisfaga todos los requisitos del último acta de deslinde, redactada en 1926, su propuesta es la que más se aproxima a la descripción del denominado mojón M2.
El informe señala que aunque parece claro que el topógrafo que redactó el referido acta estaba «desorientado», los técnicos han recorrido el terreno tratando de localizar una roca que cumpliera la descripción del M2. Como resultado de la búsqueda, se localizó una piedra de las dimensiones mencionadas en el texto y que cumple todos los requisitos, a excepción de las orientaciones concretas y la distancia. En el acta se sitúa a unos 120 metros de Jerrapil y la piedra localizada dista 46,8 metros, lo que se puede deber a un error de apreciación debido a la fuerte pendiente entre ambos puntos que hace sobreestimar las distancias.
La propuesta del Ayuntamiento de Torrelavega identificando el M2 con el vértice de Jerrapil, se basa principalmente en los datos del cuaderno topográfico asociado al acta, pero el IGN entiende que no se puede obviar que la misma es el documento jurídico que establece los límites entre ambos municipios de mutuo acuerdo y en ella se señala una posición diferente para el mojón.
La propuesta del Ayuntamiento de San Felices de Buelna, basada en una interpretación del acta de deslinde, sitúa el M2 a unos 120 metros al noroeste de Jerrapil como se menciona en el documento, pero, a juicio del IGM, esta propuesta no cumple algunos requisitos para situar el mojón: no está en una zona de riscos; no está la piedra original, aunque se argumenta que ha podido ser destruida; no está en linde, sino en el margen norte de un cortafuegos; no cumple con la orientaciónde otro vértice, Jarrajoz, también mencionado en el texto.
El planteamiento del IGN se basa en otra interpretación del acta que conduce a una roca de las siguientes características: es un risco situado en zona de areniscas, como señala el documento, y sus dimensiones también se asemejan a lo descrito en el texto, es decir, 4,5 metros de largo, 2,6 de ancho y 3,5 de alto. No cumple con la orientación absoluta a Jerrapil ni a Jarrajoz, pero sí cumple la coherencia entre ambas orientaciones. Tampoco cumple con la distancia aproximada de 120 metros, posiblemente debido a un error de apreciación, y sí está en una linde como se menciona en el acta.
Origen del conflicto
El origen del conflicto se encuentra en los trabajos efectuados en la línea límite entre ambos municipios en mayo de 2014, contemplados en el convenio suscrito por el Gobierno de Cantabria y el Centro Nacional de Información Geográfica para la actualización de las delimitaciones territoriales en la región. A la vista de los resultados del replanteo expuestos a las comisiones municipales, se pusieron de manifiesto discrepancias en lo concerniente a la ubicación del referido mojón.
Las reuniones posteriores resultaron infructuosas y, finalmente, los dos ayuntamientos enviaron al IGN actas de disconformidad. De nada sirvió entonces que los técnicos del Instituto Geográfico Nacional realizaran una propuesta intermedia, con nuevas coordenadas sobre la ubicación del polémico mojón de Jerrapil.
Esta no es la única discrepancia que ha surgido en la actualización de los límites de Torrelavega. La capital del Besaya y el municipio de Reocín mantienen diferencias sobre la ubicación de la subestación eléctrica del barrio La Turbera, como informó este periódico el año pasado. Al igual que los ingenieros del Instituto Geográfico Nacional, Torrelavega dice que la subestación está en su territorio, mientras que Reocín discrepa abiertamente. Lo cierto es que este expediente también acabó en manos de la Dirección General de Administración Local, que está recabando los informes correspondientes.
Lo mismo que en otros casos surgidos en Cantabria con motivo de la actualización de los deslindes entre municipios, a la vía administrativa le puede seguir la judicial. Ese podría ser el camino para Torrelavega, San Felices y Reocín si mantienen sus discrepancias.
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