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Nacho Cavia
Martes, 18 de octubre 2016, 07:59
La piscina cubierta de Los Corrales de Buelna ha comenzado a caerse a pedazos. Trece años de filtraciones de agua y diez meses cerrada por riesgo de «colapso» han sido suficientes para que se venga abajo la primera viga de uno de los laterales acristalados de un edificio con fecha de caducidad. La alcaldesa, Josefina González, ya ha adelantado que si todo va conforme a lo previsto, habrá nueva piscina en mayo del año que viene. Mientras, permanecen las dudas sobre el futuro de los trabajadores, se incrementan las preguntas de los usuarios sobre el tiempo de espera y se recrudecen las críticas de la oposición, convencida de que no se ha actuado con la urgencia debida.
Lo cierto es que la caída de la viga y los cristales ajados han sido motivo suficiente para que el equipo de gobierno de Los Corrales de Buelna haya insistido en el «grave peligro» que representa el estado actual de la piscina climatizada. «Esos desprendimientos son la triste respuesta a quienes aún ponen en duda las razones por las que se cerró el edificio», señaló la alcaldesa, Josefina González. En su explicación del cierre de la instalación, criticado por PP e IU, volvió a incidir en que «la seguridad de los usuarios y las personas que trabajan en ese edificio está por encima de cualquier consideración, y la tozuda realidad nos ha dado la razón», dijo, en alusión al desprendimiento de la viga sobre la zona de entrada al vaso de esa piscina, para insistir en «el daño que podría haber causado mantener abierta la piscina en el estado que se encontraba».
En la última reunión plenaria de la Corporación hubo más preguntas sobre ese edificio por parte de usuarios y trabajadores. Los usuarios preguntaron cuándo podrán volver a utilizar las instalaciones, y Josefina González adelantó que «si todo va bien, podríamos inaugurar la nueva piscina cubierta en mayo, confiamos en ello y seguimos trabajando para que así sea», declaró la regidora.
Los trabajadores de la empresa adjudicataria del servicio fueron más allá y requirieron información sobre la licitación del nuevo proyecto de piscina que sustituirá a la actual. Hasta ahora la falta de un arquitecto municipal ha retrasado la aprobación del proyecto para su publicación en el Boletín Oficial de Cantabria de cara a su licitación, pero desde el Ayuntamiento se ha adelantado que se espera dar solución a ese problema esta misma semana. Así las cosas, a finales de año se resolvería el proceso de adjudicación sobre la empresa elegida para afrontar la obra y, con un plazo de ejecución de cinco meses, el nuevo edificio podría abrirse en mayo del año próximo.
«Ya tenemos nuevo proyecto, que amplía el espacio del gimnasio y evita el problema de filtraciones de agua que sufría la anterior, además de mejorar el aislamiento térmico del edificio», decía la alcaldesa, para ratificar las intenciones del gobierno municipal.
En ese punto surge otra pregunta. Qué pasará con los trabajadores entre febrero y mayo. Hasta febrero del año que viene los trabajadores de esa instalación estarán dentro de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo. A partir de ahí, no hay nada decidido.
Precisamente ese ERTE ha sido protagonista de la última modificación de créditos aprobada por la Corporación, una ampliación presupuestaria en la que se incluye una cantidad para atender ese expediente y no dejar sin cobertura a unos trabajadores que dependen de la empresa Serviocio, adjudicataria de la gestión de la piscina cubierta y el gimnasio, cerrados por orden del Ayuntamiento, motivo por el que las arcas municipales asumen ese gasto.
La inclusión de esa partida motivó un nuevo debate entre gobierno y oposición sobre esas instalaciones. IU y PP criticaron la tardanza en dar una solución al cierre de la piscina y la situación de desempleo de los trabajadores, mientras que PSOE y PRC avalaron los pasos dados paralelamente en las negociaciones con la empresa adjudicataria, la posible determinación sobre la responsabilidad por daños en la elección y ejecución del sistema de cierre del edificio y la realización del proyecto de rehabilitación.
Reforma integral
Respecto a ese proyecto, la intención es reponer toda la cubierta de un edificio que cambiará su original fisonomía en forma de iglú por una «más práctica», según explicó el concejal de Obras y Urbanismo, Luis Ignacio Argumosa Abascal. María Bustamante, concejala del gobierno municipal, detalló que la inversión será de 495.000 euros y el plazo de ejecución de cinco meses.
El proyecto plantea, en primer lugar, la demolición de la estructura a la vista de la piscina actual, aprovechando la cimentación, forjados e instalaciones del edificio. Se mantendrá la fachada norte, incluido el actual gimnasio de la primera planta. Esa fachada marcará el punto más alto de la instalación, punto de partida de una cubierta inclinada a un agua apoyada en pórticos de madera y acero verticales, pendiendo las curvas del edificio original. La nueva estructura recta permitirá ampliar la primera planta y con ello el gimnasio.
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