«Habría aceptado no ser cabeza de lista. Dimito por su desprecio a la Ejecutiva»

–Es costumbre que el secretario general encabece la lista, pero no es obligatorio. La militancia se manifestó partidaria de ello y la lista de Judith Pérez también. Pero yo también habría entendido que fuese otra persona. Lo que no entiendo es que algo que se tendría que debatir en la Ejecutiva no se haga porque Cruz Viadero se lo quiera saltar a la torera para arbitrar la lista de delegados al Congreso Regional. Ha negociado a espaldas de la Ejecutiva local, como ha hecho tantas veces con temas del partido y de la gestión del Ayuntamiento. Ese desprecio es lo que no puedo tolerar y por eso dimito.

–Dice Cruz Viadero que usted no puede encabezar la delegación porque respaldó la lista perdedora.

–No me he manifestado en favor de nadie. No he avalado a ninguno de los candidatos ni en este ni en el anterior proceso. Sí hice la presentación de ambos en sendos encuentros en Torrelavega, como también lo hice en el pasado con otros compañeros.

–En cualquier caso, afirma que él no ha exigido ser él el líder de delegación de Torrelavega.

–En conversación privada sí me impuso que tenía que ser él. Y le dije que eso se tenía que debatir en la Ejecutiva. No puede ser ni lo que diga José Manuel Cruz Viadero ni lo que diga Bernardo Bustillo. Me citó en su despacho y me dijo que me pensara la opción de que él encabezara la lista y yo fuera de número tres. Yo no puedo decidir algo que no depende de mí. Como no cambié de opinión, me dijo que no iba a perder el tiempo en ir a la Ejecutiva.

–¿Va a ir en la lista alternativa a Zuloaga?

–No. Ni he puesto interés ni me lo han propuesto. Encabezar una lista de unidad habría sido una postura de neutralidad, pero así no iré en ninguna candidatura.

–¿Desde cuándo se arrastra el conflicto interno?

–Me habría gustado que no hubiera trascendido. El primer choque fue en la negociación del pacto con el PRC. Ahí tuvimos un desencuentro y me dijo que igual que él me había puesto de secretario general, también me iba a quitar. La relación en numerosas ocasiones rozó el acoso laboral, con insultos y menosprecios por su parte coordinados con gente de su entorno.