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La creación de un apeadero en algún punto del futuro desvío del tren, entre la rotonda de La Inmobiliaria y el entorno de La ... Lechera, se ha convertido en el gran propósito de 2024 para el Ayuntamiento de Torrelavega en lo que se refiere a los planes de la integración ferroviaria, pero al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) no parece convencerle demasiado la idea. Y menos ahora, meses después de dar el asunto por zanjado en el plan de obra del desvío y de que, además, el Ayuntamiento asumiera la ausencia de una estación en el centro durante cuatro años como uno de los peajes que, aunque traumáticos, servirían para hacer realidad el sueño del soterramiento. Hacía meses que Torrelavega tragó con la pérdida de su terminal más importante y con la idea de que, salvo en Barreda, no habrá otra manera de apearse de un Cercanías en todo el municipio mientras las vías se entierran bajo la ciudad, allá por 2025.
Parecía una derrota asumida, pero, ahora, la administración municipal se ha llenado de optimismo. Y lo ha hecho a pesar de los 'peros' que Adif, precisamente a preguntas sobre ese apeadero y las dificultades técnicas que implica, les ha recordado en la última comisión de seguimiento sobre estos planes. Porque la respuesta de Adif no es para ser optimista: por lo pronto por los «plazos» y la «incertidumbre administrativa» que acarrea. Y eso sin contar con «la dificultad propia de generar ocupaciones adicionales en el viario próximo».
Dar luz verde a esa parada podría llegar a ser un alivio para muchos pasajeros, pero, desde el punto de vista administrativo, a estas alturas de la película, supone un dolor de cabeza con el que ningún técnico de Transportes contaba. Adif no llega a decir que no, pero ha sido contundente a la hora de recordar las desventajas que entraña: «La tramitación ambiental no contemplaba este apeadero, por lo que sería necesario volver a evaluar ambientalmente las implicaciones que conlleva. Especialmente todo lo relativo a la ocupación de un espacio inundable. La aprobación del proyecto del desvío provisional precisó de un trabajo intenso y justificación prolija con la Confederación, debido a las características singulares del entorno en materia de aguas».
Se antoja complicado a nivel técnico, a nivel administrativo... Muy difícil. Y, de ejecutarse, ¿cuándo estaría listo? ¿A tiempo para el primer año en servicio del desvío del tren, en 2025? Imposible. Esa «incertidumbre administrativa» abre la puerta a escenarios distintos. ¿Cuándo podría estar listo? ¿En 2027? ¿Pasados dos años desde la inauguración de la nueva vía? ¿Estaría dispuesto el Estado a trabajar en un apeadero para que se utilice únicamente durante la mitad de la vida útil del desvío provisional? Son preguntas que llegan ahora a la mesa de las administraciones.
Para que se hagan una idea del cronograma de los últimos días, las declaraciones y de cómo ha evolucionado el discurso en estas últimas semanas: en octubre, el alcalde, Javier López Estrada, reconocía que «la existencia de una estación en la vía auxiliar había sido descartada» por el Ministerio, en un acto público en la Cámara de Comercio; en noviembre, los técnicos de Adif, tras una videollamada con él -y todas las administraciones involucradas-, emiten todos estos inconvenientes en el acta de la reunión; en diciembre, López Estrada mantiene su optimismo en un Pleno municipal, a preguntas del PP sobre este tema; y hace un par de semanas, en el acto convocado para sellar el acta de replanteo del desvío del tren, en Torrelavega y ante toda la prensa, de nuevo el regidor y el consejero de Fomento, Roberto Media, se siguen aferrando a la creación de ese apeadero para el que Adif, en esa comisión de seguimiento del proyecto, literalmente no ha hecho otra cosa que poner pegas.
La decisión atañe a cientos de miles de rutinas de aquí a lo que resta de la década. Y si, contra todo pronóstico, el Consistorio convence a Adif y logra colocar ese alto en algún punto del nuevo trayecto, donde sea, atenuará de forma clave uno de los grandes peajes a pagar por esta demanda histórica. De lo contrario, los planes seguirán como hasta ahora: con la eliminación de la estación del centro en 2025 y, en consecuencia, un trastorno enorme para una media de 1.600 pasajeros diarios -los que, a tenor del histórico de Renfe, se han apeado o subido en la terminal del centro en los últimos años-.
En compensación, y de acuerdo a esa hoja de ruta, el Ministerio de Transportes propone un sistema de traslado de pasajeros mediante autobuses -uno cada 15 minutos, dicen- hasta el centro de la capital del Besaya, tanto desde la parada barredense como desde la de Puente San Miguel.
Y entre tanto, a la incertidumbre en los despachos se suma otra importante en el terreno: el Consistorio se ha visto obligado a encargar un estudio arqueológico para analizar el trazado del desvío del tren tras recibir un escrito de un vecino alertando de estas cautelas, obligadas por la Ley de Patrimonio. Se suponía que esto no retrasaría ni el desvío de servicios de abastecimiento y otras canalizaciones ni la construcción de la vía auxiliar, pero, salvo unas mediciones dibujadas en el suelo del arco norte -se ven en la fotografía-, ninguna de las dos avanza de momento.
Las administraciones involucradas en la integración ferroviaria, desde el Ayuntamiento, el Gobierno regional hasta el central, consignarán partidas económicas concretas para el proyecto por primera en 2024. Salvando la inversión de Aguas Torrelavega (13.244 euros) para ejecutar el desvío de canalizaciones, la financiación de la vía alternativa, valorada en 4,5 millones, reflejará el primer compromiso de las partes en sus cuentas: Adif aportará 2,3 millones, el Gobierno de Cantabria, 1,3 yel Consistorio, 900.000 euros.La consignación de estos fondos en la anualidad de 2024 sigue a un acuerdo para reformular por sexta vez la financiación, la hoja de ruta que contemplaba dinero para el soterramiento desde 2018 y que, por la falta de avances, venía siendo desatendida. Ahora sí los hay: el desvío del tren, la única parte de la integración ferroviaria cuyos costes se conocen con exactitud. No se puede decir lo mismo del soterramiento porque aún no existe un proyecto definitivo. Se habla de unos 100 millones.
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