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Los vecinos del barrio La Turbera (Torres) afectados por filtraciones de agua en sus casas, comienzan 2018 con la noticia que esperaban desde hace seis años. La Consejería de Medio Ambiente ha adjudicado la obra para canalizar las aguas subterráneas a la empresa Rucecán ... en 77.618 euros y con un plazo de ejecución de 31 días laborables. Se pone fin así a un largo 'culebrón' sobre el origen de las filtraciones y qué administración pública era la competente para resolver la situación.
El proyecto prevé realizar una zanja a lo largo de todo el barrio, con dos secciones distintas para recoger y canalizar las aguas. La primera tendrá una longitud de 100 metros y servirá para impermeabilizar y drenar el agua, algo que se conseguirá colocando una tubería drenante que será la encargada de dirigir el agua filtrada hasta el pozo de recogida. La segunda sección tendrá una longitud de 70 metros y servirá para conducir el agua recogida hacia la red de saneamiento, lo que obligará a construir tres pozos de registro, uno de recogida y dos intermedios, comunicados entre sí a través de una tubería de hormigón de un diámetro de 800 milímetros.
En cuanto a los trabajos ejecutados hasta ahora, la empresa Dremex -encargada de llevar a cabo los últimos estudios- explica que se ha constatado que la ejecución de la primera obra de drenaje, realizada en 2013, dio lugar a que los problemas se multiplicasen debido a que un tramo del colector tiene pendiente negativa. Según los técnicos, esta obra agravó los problemas en gran medida al provocar la presencia de agua estancada durante todo el año junto a las viviendas.
Después de muchas idas y venidas, y de estudios y catas para conocer el origen de las filtraciones y, sobre todo, saber a quién pedir responsabilidades para pasar la factura de las obras, en 2016 el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Torrelavega establecieron un acuerdo para que la Dirección General de Medio Ambiente se hiciera cargo de los trabajos con los que se espera que por fin se resuelva el problema.
Sin embargo, los trámites burocráticos van lentos y a pesar de que el Gobierno regional, con su vicepresidenta, Eva Díaz Tezanos, a la cabeza y el director general de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio, anunciaron que las obras comenzarían en la primavera o verano de 2017, aprovechando el buen tiempo, no ha sido hasta ahora cuando se ha llevado a cabo la adjudicación.
Mientras tanto, los afectados por las filtraciones de agua no han dejado de mirar al cielo desde hace seis años. Temen que las lluvias acaben inundando sus casas, o lo que es peor, «llevándoselas por delante», señalaban recientemente a este periódico. Ya han pasado cinco años desde los últimos trabajos que se realizaron en busca de una solución y desde entonces «estamos igual, o peor», apuntaba Maribel Gómez Mier, que vive en una de las casas en las que el agua se acumula bajo los cimientos. Tiene dos arquetas abiertas, una fuera de la vivienda, en el patio, y otra dentro. Ambas cubiertas con una chapa y una tabla que destapa de vez en cuando para «ver cómo va el nivel de agua».
Los vecinos han vivido angustiados y temerosos de perder sus casas, que, en la mayoría de los casos, son su principal patrimonio. Epifanio Fernández dio la voz de alarma a principios de 2012. Recuerda que detectó la «anomalía» porque la humedad en su jardín pasó a ser exagerada. Fue el inicio de una «pesadilla» a la que se pondrá fin en las próximas semanas, siempre que los técnicos hayan acertado.
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