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El albergue juvenil de Torrelavega, situado en la localidad de La Montaña, se ha convertido en un proyecto fallido. El centro de acogida, que supuso una inversión de 340.000 euros, está cerrado desde que en agosto de 2019 concluyó el contrato con la ... empresa que lo gestionaba, y ahora solo se utiliza de forma esporádica y para actividades que poco o nada tienen que ver con el propósito inicial: ofrecer a los jóvenes alternativas de ocio saludable. El Ayuntamiento ha fracasado en sus reiterados intentos de volver a sacar el servicio a licitación.
El alcalde, Javier López Estrada, defiende el uso puntual del inmueble y pone como ejemplo que hace varios meses acogió a grupos folclóricos que actuaron en la ciudad. También fue escenario después de actividades de la comunidad musulmana. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Vecinos de La Montaña, Ricardo Ruiz, muestra su malestar: «El albergue está medio abandonado y es un ejemplo más del poco caso que nos hacen. El alcalde solo nos deja que le utilicemos de forma esporádica. Estos días se están reparando algunas goteras».
Después de pasar una legislatura en blanco, el nuevo concejal del área, Nacho González, dijo hace un año que se estaba reuniendo con empresas y asociaciones que podrían estar interesadas en la reapertura del edificio de La Montaña y la Casa de la Juventud de Torrelavega, afectada por el mismo problema, pero nada se ha vuelto a saber. Sus fracasadas gestiones para sacar ambos servicios a licitación se unieron a las que había realizado antes su antecesora en el cargo, Patricia Portilla.
Tras quedar cerrado el inmueble, el proyecto inició un camino sin rumbo. Un ejemplo de ello es que López Estrada y el concejal de Dinamización Poblacional, Jesús Sánchez, anunciaron hace dos años que el albergue juvenil se iba a convertir en un centro de atención a cicloturistas, especialmente vinculado a las rutas de montaña que se iban a habilitar en el monte Dobra. El edificio iba a ser restaurado y formaría parte de los planes estratégicos de fomento del turismo y el uso de la bicicleta. Tampoco de ese proyecto se volvió a saber más. Siguiendo con su rumbo errático, el centro se preparaba meses después para acoger a refugiados de la guerra de Ucrania, pero tampoco ese fue su destino.
Concursos de adjudicación que quedaron desiertos, inversiones complementarias, parones en la actividad... Hasta ahora, el Consistorio no ha tenido suerte con el albergue juvenil. La primera obra, cofinanciada por la Dirección General de Juventud y terminada en el verano de 2009, consistió en la rehabilitación de las antiguas escuelas, situadas en el barrio de San Blas, que fueron centro educativo hasta 2005. El edificio, de 400 metros cuadrados, fue construido a mediados del siglo pasado.
Dos años después y con el fin de desbloquear su falta de uso, la Corporación aprobó realizar una inversión complementaria de 120.000 euros, tras quedar desierto el concurso convocado para adjudicar la gestión del alojamiento, que, finalmente, fue inaugurado en noviembre de 2011. La última licitación tuvo lugar en 2015 y en ella resultó adjudicataria, por un periodo de cuatro años, la empresa Brenes XXI.
El alojamiento dispone de cuarenta plazas, comedor, cocina, sala recreativa, pista polideportiva, baños y duchas, entre otros servicios ahora infrautilizados.
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