El alcalde de Torrelavega asegura que «es el momento de luchar por un apeadero», aunque «no tiene por qué estar en la vía auxiliar»

La decisión de Adif alrededor de esta parada es crucial para la rutina de unos 1.600 viajeros que, todos los días, suben y bajan de la terminal Torrelavega-Centro. Esta desaparecerá en cuando las máquinas empiecen a cavar y enterrar las vías, «a mediados de 2025», dejando a la ciudad con una sola estación en todo el municipio: Barreda. El regidor se ha referido a toda ese caudal de personas: «Creo que en el verano de 2025 vamos a tener un apeadero que les permita tener unos trayecto más cómodo». De ahí ha pasado a hablar de su ubicación, abriendo la puerta a la tesis que, este pasado fin de semana, ha avanzado El Diario Montañés. «Ese apeadero no tiene por qué estar en la vía auxiliar».

De ser así -y cumplirse una petición a la que Adif ya ha puesto inconvenientes- el alto que solicita el Consistorio estaría en alguno de los dos extremos de ese itinerario: pasado el puente que cruza el río a la altura del IES Besaya o bien antes de llegar al tanque de tormentas de La Inmobiliaria, antes de la rotonda de entrada a la ciudad, una teoría esta que viene cobrando fuerza en los últimos días.

Además de hablar de ese alto en la línea como una causa común, porque «el principal beneficiario de que se haga el apeadero es Adif», el regidor ha hecho un repaso de todo el proyecto de integración ferroviaria en Torrelavega, desde que pasó a ser una demanda abierta de la ciudad en la década de los 50 hasta que empezaron a fijarse los primeros compromisos jurídicos entre las partes en la década anterior. Ha hablado de plazos: «El riesgo de que se alarguen existe; intentaremos que no sea así. Y también de la «brecha» que distingue a la ciudad desde que las líneas ferroviarias se instalaron en el suelo a finales del siglo XIX. No sólo «han dividido la ciudad en dos», sino que también han producido «un crecimiento urbano desequilibrado».

A lo largo de estos más de 120 años, Torrelavega ha ido conviviendo con los pasos a nivel y creciendo en una ciudad partida en dos. Y durante más de la mitad de esa vida, ha escuchado hablar del soterramiento de esas vías una y otra vez. De aquí a lo que queda de la década parece que la ciudad podría cumplir ese sueño. Sin embargo, ese es un pronóstico que ya han escuchado cientos de veces hasta hoy. También López Estrada. Aunque hoy encarna la voz del Consistorio, el alcalde es consciente de la cantidad de veces que, a lo largo de las décadas, los representantes políticos han mencionado el tema sin que luego haya ningún resultado: «Año tras año, hemos ido adquiriendo un compromiso que no ha ido llegando. Ha producido pérdida de confianza».