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Ilusión en las calles de Torrelavega. Algarabía, canciones, banderas, música y risas, muchas risas de unos chavales alegres por su ciudad. Presumían de su ciudad. Han dado una lección a quienes, de una u otra manera, han hurtado las oportunidades que les permitirían anclarse aquí. ... Y lo han hecho generosamente, sin ajustar cuentas tras comprobar que la posibilidad de formar parte de su cuerpo laboral, se les está escapando entre los dedos, como arena fina.
Que la Gimnástica haya subido de categoría es, en este caso, lo de menos. Lo reseñable es que un club deportivo haya sido capaz de devolver a estos muchachos la moral que les están arrebatando. Un sencillo club les ha dicho a su manera que no se rindan, que todo es posible, porque en manos de gente joven hasta las instituciones más vetustas y rancias pueden revivir.
Tomás Bustamante y su equipo lo han demostrado con preparación, honestidad, trabajo, ilusión, fe, juventud y participación. Y en muchos momentos bastante solos, por cierto. Torrelavega se está mostrando para los jóvenes como una tierra dormida
¿Pero, qué fe les van a pedir si quienes les gobiernan, quienes tienen la obligación de darles los medios para que sigan ligados a esta ciudad se dejaron robar Graduados Sociales? ¿Qué van a esperar de quienes les prometieron vanamente, ubicar en el ya fatuo campus universitario, la licenciatura de Medio Ambiente? ¿Van a confiar en quienes dejaron caer la Escuela de Magisterio sin inmutarse y que no han conseguido traer ningún otro estudio capaz de arraigarles en su ciudad?
Una sociedad que aisla a sus jóvenes y corta sus amarras, está condenada a desangrarse. Kofi Annan tiene razón. Mucho cambiaría si les dejaran actualizarse, invadir la política para ser protagonistas antes de ser abuelos. Pero no pueden, porque la política se ha convertido en una profesión. Los escaños están ocupados por bastantes personas para las que ser concejal o diputado es su única forma de vida; el sueldo depende del sillón y no van entregarlo fácilmente. No tienen pasado laboral; la política, es el exclusivo «trabajo» conocido.
Los jóvenes se encuentran inmersos en una guerra, pero sin armas para defenderse. Por eso, deberían seguir el consejo de José Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955): «Jóvenes, haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y, probablemente, contra vosotros».
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