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A los barrios de San Ramón, Emilio Revuelta y Caseríos apenas les separan dos kilómetros del casco urbano de Torrelavega, pero algunos de sus servicios son «tercermundistas». Eso es lo que denuncian los integrantes de la Asociación de Vecinos Caseríos, que ponen como ejemplo ... la avería que sufre la depuradora de aguas residuales de San Ramón desde hace una década, lo que les priva del servicio de saneamiento y les obliga a convivir con «un foco insalubre y de mal olor».
La presidenta del colectivo, Inma Domínguez; el vicepresidente, Miguel Ángel Quevedo, y el tesorero, Bonifacio Sañudo, urgen al Consistorio la ejecución de las obras necesarias para volver a poner en marcha la depuradora, situada en la zona norte del barrio. Además, afirman que van a poner este problema en conocimiento de otras administraciones públicas que tengan competencias «en materia medioambiental y sanitaria».
Los vecinos han mostrado a El Diario Montañés el estado de «abandono» de la depuradora, invadida por las zarzas y «un mal olor que se convierte en insufrible en verano». Aguas Torrelavega, la empresa municipal que se encarga de este servicio, quiere ejecutar una obra para solucionar el problema, pero el Consistorio no termina de llegar a un acuerdo con uno de los propietarios de los terrenos afectados.
El jefe del servicio de Aguas ya informó en 2018 al concejal del área, Pedro Pérez Noriega, del colapso que había sufrido la depuradora. Concretamente, había dejado de funcionar tras hundirse en el terreno el tanque de fibra de poliéster del digestor. El técnico destacaba la dificultad de reparar la avería por los problemas de acceso al lugar.
También advertía en su informe de la importancia de culminar las negociaciones con los propietarios de los terrenos afectados, para proceder a la licitación del proyecto para conectar la red de alcantarillado de la zona norte de San Ramón con el saneamiento general en el entorno del cementerio de Barreda.
Según el jefe del servicio de Aguas, con esta obra se podría eliminar la depuradora averiada y el punto de vertido en el que «no es posible» cumplir con los parámetros exigidos por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que abrió un expediente sancionador al Ayuntamiento.
Pero este no es el único problema que afecta a esta cercana zona rural. Los vecinos tienen otras demandas pendientes de atender «desde hace muchos años», como la carencia de red de saneamiento en algunas viviendas de Caseríos o la falta de transporte urbano, lo que obliga a muchas personas mayores a utilizar el taxi como principal medio de comunicación.
También piden la mejora de la canalización de las aguas pluviales en algunas zonas, con el fin de evitar inundaciones en casas y fincas. El parque infantil de San Ramón se convierte en una «piscina olímpica» cada vez que llueve con fuerza, mientras que la carretera que une el barrio con la finca del Serca precisa asfalto, lo mismo que los baches que hay en calles de Emilio Revuelta. En ese barrio también reclaman la instalación de vallado en la pista deportiva, para evitar «balonazos» a otros usuarios del parque, así como la tala de tres pinos que «están rompiendo la carretera y amenazan con caerse sobre una vivienda».
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