El Ayuntamiento rebate las críticas y avala la adaptación de Julián Ceballos al «siglo XXI»

Con esa última afirmación, Urraca rechaza las acusaciones sobre el uso excesivo de cemento y la mirada poco ambiciosa que, en boca de vecinos, partidos y colectivos como la Mesa de Movilidad, han puesto en entredicho este proyecto valorado en 1,5 millones de euros. El PP también ha protagonizado esos reproches; es más, algunos de sus dirigentes han llegado a presentarse en más de una concentración convocada por los residentes de la zona, junto a Vox, Torrelavega Sí, Podemos, Izquierda Unida, Ciudadanos y Verdes Equo.

El primer partido de la oposición tiene claro que, de haber gobernado, hubiera dado marcha atrás y replanteado una obra que, según su líder, Miguel Ángel Vargas, es una «chapuza». «Genera sensación de suciedad, problemas de aparcamiento... No responde a los intereses de los vecinos. Se podría haber planteado de otra manera, de acuerdo al Plan de Gestión de Zonas Verdes y con menos superficie de asfalto», sintetiza el portavoz, que preguntó por la presencia de tuberías de fibrocemento en algunos tramos de la arteria en el pasado Pleno. En aquella sesión, el alcalde, Javier López Estrada, aseguró que dichas antiguas cañerías «existen al igual que en otros puntos de la ciudad», pero «no son parte de las actuaciones que se van a realizar dentro de la calle Julián Ceballos». No van a ser modificadas ni manipuladas. «Lo que sí se va hacer», concretó el regidor, «es crear una nueva red de tuberías de fundición dúctil para sustituir en el uso y servicio las tuberías de fibrocemento». Esa solución está recogida en el proyecto técnico.

Aquel no es el primer Pleno en el que estas labores han salido a colación. El futuro de Julián Ceballos viene estando bajo la lupa de la oposición y algunos colectivos desde que el primer tramo, entre la intersección con Alonso Astúlez y La Llama, arrojó resultados claros. Aquello fue en primavera; en la sesión de abril, algunos vecinos estaban cara a cara frente a la coalición (PRC-PSOE). «Habéis tenido la oportunidad de hacer un pulmón, pero la habéis chafado», entonó la portavoz de la plataforma Julián Ceballos Se Mueve, Eva Stolper Falkenthal.

Los socios de gobierno mantienen una posición uniforme desde entonces: la hipotética detención del proyecto supondría la pérdida de 1,6 millones, como ya recordaron López Estrada y el entonces edil de Obras, José Manuel Cruz Viadero. Hoy Urraca sigue cerrando filas y centrado en el cronograma: «La segunda fase de las obras, si respeta la climatología, concluirá a finales de octubre o comienzos de noviembre». Lo que no se están respetando son los plazos. La obra fue encargada en enero con un plazo de seis meses; hoy, los operarios de Rucecán finalizan el saneamiento y alumbrado para renovar el abastecimiento y otros servicios hasta Pequeñeces. Queda toda la tercera fase.