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La llegada de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) a Torrelavega, la única ciudad cántabra en la que, al menos de momento, se implantará esta restricción, viene generando una ola de inquietud importante entre algunos sectores de la ciudadanía. Uno de estos es el comercio, ... que, en algunos casos, ya ha demostrado estar altamente preocupado por la implantación de esta superficie restringida a los coches considerados más contaminantes -aquellos sin etiqueta ambiental-. Esa área exclusiva para vehículos 'limpios' tiene que estar implantada el 1 de enero de 2024; hasta entonces, el Ayuntamiento torrelaveguense quiere volcarse no sólo en la parte técnica -cámaras, medidores de ruido, etc.- sino también en hacer una labor pedagógica de cara a estos negocios, resolver dudas y templar el nerviosismo que ha generado su aterrizaje en las últimas semanas. Esa ronda ya ha empezado y estará coordinada por las Concejalías de Movilidad y Deportes, que lideran Jezabel Tazón y Cristina García Viñas, respectivamente.
De aquí a dos meses, ambos departamentos se reunirán con las asociaciones del sector para dar a conocer la propuesta que regirá el tráfico rodado, unos 200.000 metros cuadrados de casco urbano delimitados por las calles José María de Pereda, Julián Ceballos, La Llama y Julián Urbina. Además de la tecnología y los paneles informativos orientados a que ningún conductor no autorizado rebase esas líneas, el Consistorio ha contratado la instalación de nueve cámaras de vigilancia por 745.000 euros.
La inquietud de algunos comerciantes ha ido aumentando con esas noticias. La plataforma 'Salvar Torrelavega de una ZBE ruinosa' ha integrado algunas de esas voces más escépticas con la propuesta del Ayuntamiento. Sus portavoces, Ángel Herrero y Miguel Rincón, urgen dos medidas: la primera, un estudio que ayude a medir el impacto económico que la ZBE podría tener sobre la actividad privada; y la segunda, la disminución del área de exclusión a, mínimo, 100.000 metros cuadrados -la mitad-.
Entre tanto, se manifiestan otras voces dentro y fuera del Consistorio: desde la Cámara de Comercio, que ya ha decidido crear una mesa de trabajo para hacer un seguimiento de la Zona de Bajas Emisiones y la futura ordenanza que diseñe el equipo de gobierno (PRC-PSOE); Torrelavega Sí, que urge una comisión al Ayuntamiento; hasta Vox, que reprocha el «abuso de poder» de la coalición para implementar una medida «de espaldas a la sociedad civil».
La ZBE entró en el debate público como un elefante en una cacharrería hace más de un año, pero las posiciones al respecto siguen estando polarizadas. Ni siquiera la discusión sobre la calidad del aire parece estar zanjada. La semana pasada, y contra algunos análisis más optimistas dentro del Consistorio, la Mesa de Movilidad y Ecologistas en Acción aseguraron que la contaminación en Torrelavega y Santander «supera los umbrales de protección de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en todos los parámetros analizados».
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