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Después de más de dos años de protestas y movilizaciones de vecinos y comerciantes de La Inmobiliaria, el Ayuntamiento de Torrelavega rectifica y la dirección de las calles Ceferino Calderón y Conde Torreanaz volverá a su estado anterior. El alcalde, José Manuel Cruz Viadero, ordenará ... que se haga este mes, cumpliendo así uno de los compromisos adquiridos en el pacto presupuestario firmado recientemente por el equipo de gobierno (PSOE-PRC) y un grupo de la oposición (Torrelavega Sí).
Socialistas y regionalistas ceden, pero les cuesta. Cruz Viadero entiende que retornar al sentido de circulación anterior en dichas calles -de Ceferino Calderón hacia Conde Torreanaz y no al revés- supone «ventajas y desventajas». Entre estas últimas, pone como ejemplo la «dificultad» que encontrarán los automovilistas para salir del aparcamiento gratuito de La Carmencita. También indica que finalmente será el Plan de Movilidad, en fase de redacción, y no los políticos, el que «decida cuál será el sentido definitivo que deben tener ambas calles», teniendo en cuenta «las prioridades y necesidades de la movilidad en todo el casco urbano». Más reticente aún es el concejal del área, Javier Melgar, partidario de revertir la situación después de consultar a los técnicos, porque el nuevo cambio «afecta a otras calles», además del citado estacionamiento.
En la otra 'acera', la de Torrelavega Sí, vecinos y comerciantes, hay satisfacción después de una larga batalla. El concejal Arturo Roiz recuerda que las obras de semipeatonalización de estos viales se realizaron para «tapar el fracaso» que supuso no construir el Centro de Emprendedores en La Carmencita y que los trabajos formaron parte del plan europeo Urban, que tenía como objetivo «relanzar el barrio y no sacar a la gente de él». Se refiere a los cambios de dirección, especialmente en Ceferino Calderón, que «ahora volverá a ser de entrada a la ciudad».
El edil de Torrelavega Sí cree que con esta rectificación se va a contribuir a dinamizar el barrio, especialmente el sector comercial, y también a mejorar la movilidad, porque no entiende el «galimatías» que se creó «sin consultar a nadie». Pone como ejemplo que dos calles paralelas, Ceferino Calderón y Juan XXIII, vayan en la misma dirección, lo mismo que ocurre con Conde Torreanaz, General Ceballos y Julián Urbina, que «se cruzan» con las anteriores. «Las ciudades tienen alma y nosotros, los políticos, estamos para mejorar la calidad de vida de la gente y escucharla cuando protesta», concluye Arturo Roiz.
Al ver que el equipo de gobierno no daba marcha atrás, vecinos y comerciantes de La Inmobiliaria protagonizaron diversas movilizaciones, la última de ellas el pasado mes de marzo. Al frente de ellas estuvo siempre Gonzalo Llamosas, presidente de la Asociación de Vecinos Río Indiana, ahora muy satisfecho con el ansiado cambio: «No tenían ni que haberlo intentado, porque no tiene ni pies ni cabeza. Se les metió entre ceja y ceja que lo tenían que modificar porque iba a mejorar la calle Ceferino Calderón, pero lo único que consiguieron es quitarle la poca vida que le quedaba. A la vista está la situación de los comercios, muchos cerrados».
«Hemos luchado mucho -añade Llamosas- y estamos de acuerdo con que se rectifique. Puedes preguntarle a cualquiera, que Ceferino Calderón no sea de entrada a la ciudad es una equivocación más que evidente». En el mismo sentido se expresa María José Velado, presidenta de la Asociación de Comerciantes de La Inmobiliaria.
Ella apunta que el sector del comercio ve «estupendo» que el Ayuntamiento dé marcha atrás, porque Ceferino Calderón «está muerto y tiene que recuperar el sentido anterior de la circulación para tener algo de vida». La semipeatonalización de calles (4,3 millones) se llevó la mayor parte de las inversiones del plan para relanzar La Inmobiliaria (Urban), realizadas durante varios años y concluidas en diciembre de 2015. Aquellas actuaciones cambiaron la imagen y actualizaron los servicios de Juan XXIII, Juan José Ruano, Casimiro Saiz, General Ceballos, Pablo Garnica, Julián Urbina, Ceferino Calderón, Conde Torreanaz y Pomar.
El proyecto estrella del Urban, la construcción del Centro de Emprendedores en La Carmencita, no se llevó a cabo aunque se habían iniciado las obras, lo que originó, además de una gran polémica, un remanente de 1,2 millones. Para no perder el 50% de financiación europea, el Ayuntamiento ejecutó en pocos meses (finales de 2015) las últimas obras de semipeatonalización, entre ellas las de Ceferino Calderón, que desataron otra polémica, esta vez por el cambio del sentido de la circulación.
Vecinos y comerciantes protestaron especialmente porque la calle pasaba a ser de salida de la ciudad en lugar de entrada, cuando el mensaje político era el contrario: las obras en La Inmobiliaria se hacían para acercar el barrio al centro de la ciudad. También criticaban otros aspectos, como la pérdida de plazas de aparcamiento, la peatonalización de un tramo de la calle Pablo Garnica y la «pobre iluminación» que aportaban las nuevas farolas.
El alcalde, el primer teniente de alcalde y el concejal de Movilidad llegaron a reunirse en asamblea con los afectados, pero no dieron su brazo a torcer. Siempre se escudaron en que la decisión se basaba en informes técnicos. Dijeron que la medida se sometería a prueba durante varios meses, pero nada se supo sobre el resultado del examen. No ha sido hasta ahora, casi tres años después, cuando el equipo de gobierno, en minoría, ha incluido la rectificación en el ansiado pacto que le ha permitido aprobar el Presupuesto de este año y, posiblemente, el que le servirá para alcanzar el final de la legislatura sin que las cuentas le aprieten.
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