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Sólo en la primera semana del año se registraron 1.896 viajes. El servicio público de bicicletas eléctricas de Torrelavega, el primero impulsado por un ... ayuntamiento en toda Cantabria, está demostrando ser un éxito rotundo desde que empezó a rodar hace dos meses. Los vecinos no paran de dar pedaladas de un lado a otro. Van al súper, al trabajo, a dar una vuelta, al gimnasio... La prueba son los números que arroja la flota de 93 vehículos y los 68 puntos de recogida dispersos por el municipio, desde La Inmobiliaria, el centro hasta Campuzano, Tanos, San Ramón o Duález: 3.285 usuarios en las últimas ocho semanas, prácticamente diez mil desplazamientos (9.736) y una media de 165 viajeros al día. Tal es la pujanza de las dos ruedas en la ciudad que el Ayuntamiento ya está estudiando la posibilidad de aumentar el número de bicicletas.
«Estamos absolutamente satisfechos de cómo se está produciendo la implantación del servicio», celebra el concejal de Movilidad, Dinamización, Estrategia y TICs, Jesús Sánchez (PRC), principal responsable de un servicio que, tras una inversión de 200.000 euros cofinanciada al 25% por los fondos europeos Next Generation, está llamado a recorrer al menos todas las áreas de su departamento: los desplazamientos sostenibles, la fijación de población a través del alquiler con la nueva tarjeta ciudadana y el papel cada vez más protagonista de las nuevas tecnologías en las iniciativas públicas, de la mano de la aplicación móvil que incorpora el servicio.
Cifras y objetivos al margen, lo mejor es que sean sus usuarios los que hagan el balance. Uno de esos tres mil y pico torrelaveguenses que contribuye a cumplir dichas metas es Miguel Cuesta. Para él, lo de sacar el teléfono y escanear el código QR en el punto de recogida se ha convertido en una rutina habitual a estas alturas. «Estoy contento. Este servicio es un lujo», celebraba ayer satisfecho, antes de agarrar el manillar de uno de los vehículos estacionados en la plaza Baldomero Iglesias. ¿Dirección? «Las cojo para ir a Tanos, Sierrapando, otras zonas del centro...». Y realmente, tan lejos como quiera, siempre que sea por un carril bici y aparque la bici en Torrelavega al cabo de un par de horas. No es poco rato. Por lo pronto no perderán el tiempo en un atasco ni darán vueltas infinitamente hasta encontrar aparcamiento. Cuesta, de 46 años, encarna a todos esos vecinos que, por corto que sea el viaje, prefieren pedalear una bici a seguir corroborando en primera persona lo desesperante que resulta no dar con un estacionamiento, un bien escaso de la ciudad desde hace décadas.
Para el concejal de Movilidad, Dinamización, Estrategia y TICs del Ayuntamiento, Jesús Sánchez, no hay mayor evidencia para demostrar la pujanza del servicio que «el número de usuarios», que «lo demuestra por sí solo». Satisfecho con la respuesta que viene dando la ciudadanía en las últimas semanas, el regionalista centra sus próximos objetivos en la expansión del servicio a otros municipios y, con ello, a más cántabros. «La movilidad sostenible ha venido para quedarse. Tenemos que ser conscientes de que la que tenían nuestras padres no se parece a la que van a demandar nuestros hijos», avanza el edil.
A estas alturas eso no se le escapa nadie. A sus 28 años, tampoco a Marta Mansilla, futura profesora de Magisterio Infantil que ayer, durante un receso a su jornada de estudio en la Biblioteca Popular Gabino Teira –junto al punto de recogida de la calle Conde Torreanaz–, aprovechaba para reflexionar sobre la iniciativa municipal y un modelo de movilidad que, dicho sea de paso, parece no tener rival en una ciudad como Torrelavega. «Aparcar el coche aquí es un rollo. Ya hay muchísima gente usándolas. Y cualquier contribución a la sostenibilidad me parece un gran acierto», reconocía. Desde ahí, entre tanto, una larga hilera de cláxones y tubos de escape en la calle José María Pereda le daba la razón.
El servicio público de bicicletas eléctricas podría seducirles también a todos esos conductores en fila. Aunque tengan el carnet, como Diego Álvarez Nava (23 años), hay cierto tipo de viajes y recados que pueden sacarle mucho partido a las dos ruedas. «A mí me resultan muy útiles para ir al gimnasio, trabajar y hasta para ir al súper», declaraba el joven, antes de recordar que «la gasolina está muy cara» y valorar positivamente el «buen precio» del alquiler para todos aquellos con tarjeta ciudadana, «sólo 8 euros al año en lugar de 24».
Igual que la credencial torrelaveguense, el servicio de bicicletas aspira a un modelo comarcal. La idea es que cada vez más vecinos a ambas orillas del Besaya se registren en la aplicación o la web –torrebici.es– y elijan la modalidad que más les convenga: tienen ese abono anual de 8 euros, que concede 15 minutos gratuitos al inicio de cada préstamo; y también un uso ocasional, fijado en una tasa de 2 euros para la primera media hora. Pasado el periodo de gracia, y en ambos casos, cada cuarto de hora al manillar costará 25 céntimos.
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Ana del Castillo
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