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La Plaza de la Universidad, en el campus de Tanos, amaneció este domingo con plantas desparramadas por el suelo, restos de cristales, botellas rotas y arrojadas por los jardines, además de bancos y farolas también destrozados. «Es una situación que se repite todos los ... fines de semana, ante la pasividad total del Ayuntamiento», asegura un vecino de la zona, que cree que la noche del sábado la Policía no les permitió hacer el botellón junto al campo de fútbol en Santa Ana, y por ello eligieron el campus universitario. Los vecinos taniegos no dan crédito a los destrozos ocasionados por el macrobotellón del sábado, coincidiendo con el inicio de las fiestas de Tanos.
Los vecinos han mostrado sus quejas y reconocen que la Policía, «con muy pocos medios», hizo lo que pudo para mantener la seguridad y el orden en los alrededores de las fiestas. Sin embargo, «cientos y cientos de jóvenes cambiaron el lugar de concentración y se fueron a la zona del campus, donde camparon a sus anchas y donde los escasos medios policiales no pudieron seguirles la pista», dicen los vecinos. Asimismo, critican la falta de previsión del Ayuntamiento y en especial de los responsables de la seguridad ciudadana porque «saben que todos los años las fiestas de Tanos mueven a muchos jóvenes que hacen botellón». Algunos destacan que la «batalla que no se montó en Santander» tras la suspensión del concierto de David Guetta en la campa de La Magdalena «se trasladó a Torrelavega, a la Plaza de las Universidades» que apareció «con farolas rotas, mares de cristales y restos de botellas, y montañas de basura».
Suciedad y botellas de alcohol vacías es la estampa de la plaza del campus universitario, que en Tanos ha vivido otra noche de botellón con motivo de las fiestas de Santa Ana. Una fiesta que se alargó durante toda la madrugada. Y no es la primera vez que los vecinos de Tanos muestran su preocupación e indignación por los efectos del botellón del fin de semana. El pasado mes de abril, los residentes del barrio Mies de Mejí se movilizaron para evitar que cientos de jóvenes invadieran sus propiedades durante las fiestas.
La mecánica del botellón de Tanos es similar a la de otros. Aprovechando las «macrofiestas» que se organizan en el pueblo, una en primavera y tres en las fiestas de la localidad, cientos de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, se reúnen para comprar bebidas en un supermercado y consumirlas después con sus amigos en el parque que está al lado. Al final, terminan sumándose a la verbena organizada en el recinto ferial, donde este año también se han tomado medidas al contratar agentes de seguridad.
Los vecinos explican que hasta ahora han «convivido con el problema», pero «lo de anoche fue terrible». Su relato no deja lugar a dudas: «Es increíble la que se monta aquí cada fin de semana, y más ahora con las fiestas. Y lo peor es que el Ayuntamiento lo sabe, y no hace nada. Han roto las farolas, arrancadas de cuajo, por no hablar de la suciedad y los restos de botellas, no respetan nada ni a nadie. Van en grupo y se envalentonan, se hacen los fuertes y a ver quién les planta cara».
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