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Cientos de botellas, bolsas, vasos, papeles, cartones, cristales... Todo sucio y tirado por el suelo. Esa era la desoladora imagen que presentaba ayer el parque de Mies de Meji, el barrio más afectado por los botellones que se hacen con motivo de las multitudinarias fiestas ... juveniles que se organizan en Tanos desde hace varios años. La historia se repite y los vecinos, cansados, fueron esta vez a pedirle ayuda al alcalde hasta su casa para proteger sus propiedades.
La 'Tanos Spring Music' o 'Fiesta de la Primavera' congregó el sábado, a partir de las 20.00 horas, a miles de jóvenes, muchos de ellos menores, procedentes de distintos puntos de Cantabria. La celebración tuvo como escenario el aparcamiento del campo de fútbol y en ella actuaron tres orquestas. La organización corrió a cargo de la asociación que realiza las fiestas del pueblo (Tanos 08), que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Torrelavega.
El propio alcalde publicó una imagen de la fiesta en las redes sociales, en la que aseguraba estar disfrutando de ella, a la vez que felicitaba a los organizadores. Fue poco antes de que vecinos de Mies de Meji, cansados de esperar a que llegase la Policía al barrio como les habían prometido, acudiesen a la casa de José Manuel Cruz Viadero, que vive en las inmediaciones, para pedirle explicaciones. «Le llamamos de todo menos guapo», dice Adolfo Díaz, uno de los afectados. Incluso le amenazaron con recoger los restos del botellón en carretillos y depositar la basura en su vivienda.
La visita tuvo éxito y poco después el propio Cruz Viadero llegaba al barrio en un coche de la Policía Local, al que siguieron otros para patrullar por fin la zona. Hasta entonces, los agentes habían controlado el tráfico en las rotondas, dado que ese tramo de la carretera que une Tanos y Santiago de Cartes quedó cortado por la fiesta, que concluyó de madrugada.
A los chavales se les impide introducir bebidas en el recinto, de modo que hacen botellón en el parque más cercano. Esta vez fue multitudinario y hubo menos incidentes, según comentaba en la tarde de ayer un grupo de adolescentes que participó en el botellón. «Hay policías, pero aquí te dejan, no te dicen nada», decía una joven, mientras otra reconocía que muchos compran la bebida en un supermercado que está al lado del parque y si no «en los chinos».
El buen tiempo acompañó, así que los vecinos del entorno se temían lo peor. Sus propiedades fueron invadidas por grupos de chavales el pasado verano, con motivo de las fiestas de la localidad, y desde entonces ellos mismos hacen guardia cada vez que se anuncia una celebración multitudinaria. «Esta vez estábamos aquí a las ocho de la tarde y pusimos una cadena más gorda, pero la saltan», explicaba Chiqui Salces, la mujer de Adolfo.
Otro matrimonio, el formado por José Luis Gómez y Mari Carmen Postigo, también se lamentaba de la situación, aunque esta vez «sólo nos tiraron unas botellas de cerveza». Se fueron a dormir sobre las tres de la madrugada, después de que la 'visita' al alcalde tuviese efecto y la Policía comenzase a patrullar. Una máquina barredora limpió la basura del entorno de las casas a primera hora de la mañana. La del parque la retirarán hoy.
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