Secciones
Servicios
Destacamos
Son 425 kilogramos de explosivos y 901 detonadores colocados en puntos estratégicos, formando un cinturón de carga de más de 1,7 kilómetros alrededor del edificio. Es el final que le espera a la histórica caldera de Sniace y que ya está reflejado en los ... planes de los liquidadores de la factoría, tras encargar un proyecto de voladura controlada a una empresa especializada. La caldera tiene los días contados, aunque concretar cuántos son es difícil todavía. El proyecto para ejecutar esta explosión controlada permanece a la espera de un último informe favorable, el de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), tras superar otros permisos. Esta y otras autorizaciones vienen siendo tramitadas en los últimos meses por el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Torrelavega, sin que haya sido necesario, confirman, hacer matices o correcciones a este plan de 57.128 euros –sin IVA– contratado por el órgano de representación de la sociedad, cerrada en febrero de 2020 y todavía en proceso de disolución.
901 detonadores,
atados por un cinturón de 1,7 kilómetros de longitud, harán volar el edificio.
Antes o después, esa desaparición se producirá de forma administrativa, en el registro mercantil, y también sobre el terreno. De ahí el proceso de desmantelamiento de la factoría, patente desde el año pasado en forma de trabajos de desmontaje de maquinaria y materiales. Otros espacios, como la caldera, no serán desmontados, sino directamente volatilizados de forma controlada en cuanto la empresa adjudicataria de los trabajos y que solicita la licencia (Veaco Works) obtenga el visto bueno definitivo de la Confederación.
Salvo negativa por parte de esta institución ambiental, el destino que le espera a este edificio ya está reflejados desde hace meses en un expediente titulado 'Proyecto de demolición por voladura controlada de edificación destinada a caldera en instalación industrial de Sniace'. Los trabajos descritos aquí, que afectan a este conjunto industrial compuesto por la edificación y la caldera de carbón que se levanta en su interior, consisten en la realización de una explosión dirigida y coordinada de «las bases de las estructuras y de las zapatas de cimentación de la caldera», propiciando así el colapso de ambos 'esqueletos' de forma conjunta y su destrozo en la caída.
Todos los detalles, como la propia caída de los restos, están prefijados de antemano, en un posicionamiento específico y estudiado de las cargas por parte de los técnicos. Todo esta medido. Los espacios y los tiempos. De hecho, la voladura se hará a modo de «secuencia», con unas cargas que actuarán en forma de «cinturón de rotura», como define ilustrativamente el programa de trabajo. En él también se definen detalles más técnicos. Por ejemplo: se van a combinar dos métodos diferentes de demolición en función del material de las estructuras: en el caso de las compuestos por hormigón armado, como son los pilares de la edificación y las cimentaciones de la caldera, la carga será alojada en el interior del material a volar «para favorecer a la fragmentación»; cuando se trate de acero, por su parte, la voladura se realizará mediante una carga adosada y mediante una sucesión de explosiones con «retrasos secuenciados». En ambos casos, el explosivo utilizado es Eurodyn 2000, un tipo de carga de dinamita con cartuchos de 625 gramos cada uno. Así hasta casi media tonelada.
El desmantelamiento progresivo de Sniace dejará reducidas a cenizas muchas edificaciones de la histórica factoría, poniendo fin así al cementerio industrial en el que se ha convertido el recinto desde su cierre definitivo hace cuatro años. Con el cese de actividad durante aquel febrero de 2020, Sniace dejó atrás 81 años de vida en Torrelavega, pero su legado, aunque sin pulso, sigue estando vivo en forma de 150 millones de euros en deudas a acreedores. Sus terrenos, inertes y objeto de visita únicamente por parte de curiosos y de quienes roban distinto material, tienen mucho pasado. La pregunta desde entonces es sí tendrán también un futuro.
La última ventana de oportunidad ligada a estas parcelas se abrió el año pasado, tras la adquisición de las fincas primera y segunda del recinto por parte de Copsesa y RIC Energy, por 6,7 millones de euros en total. Su proyecto, anunciado en un gran acto con todas las autoridades el año pasado, consiste en la construcción de una fábrica de hidrógeno verde con planes de generar más 250 empleos y una inversión de aproximadamente 750 millones. Salvo por la compra del suelo, las instituciones no han dado a conocer nuevos avances al respecto. El alcalde, Javier López Estrada, sí se ha manifestado en los últimos meses, tras cumplirse el primer año de la legislatura. Preguntado por su optimismo al respecto, este aludió a la «solvencia de ambas empresas, que ya han invertido en Torrelavega con la compra del suelo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.