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La dimisión de Ruth Beitia como candidata del PP a las elecciones autonómicas y la designación de la presidenta del partido en Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, tiene un efecto dominó en Torrelavega, donde el diputado regional y concejal Ildefonso Calderón había anunciado su ... intención, «al 99%», de abandonar el partido después de conocer la decisión de Madrid de elegir a Beitia en lugar de a la presidenta de los populares cántabros.
Calderón reconoce que la decisión de la Ejecutiva Nacional y del presidente nacional del PP, Pablo Casado, de confiar en Sáenz de Buruaga para disputarle a Revilla la Presidencia de la comunidad autónoma tras la renuncia de Beitia, «cambia las cosas», y a la espera de hablar con la presidenta del partido, provocaría que el exalcalde torrelaveguense dé marcha atrás y continúe como diputado regional y concejal, cuyas actas había anunciado que entregaría, así como el carné del partido.
El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Torrelavega y último candidato a la Alcaldía, anunció hace unos días que había acordado con María José Sáenz de Buruaga tomarse un periodo de reflexión hasta febrero cuando comunicaría su decisión final de dejar el partido, aunque insistió en que la decisión la tenía tomada al 99%, únicamente frenada después de una larga conservación con la presidenta del PP en la región, que le había pedido un tiempo de espera. El diputado y concejal popular no oculta su apoyo «incondicional» a Sáenz de Buruaga, a la que en su día respaldó frente a Ignacio Diego, y por ello considera que si la dirección nacional del partido «rectifica» y se confirma que la presidenta del PP en Cantabria es la elegida como candidata a las elecciones autonómicas cambiará su intención de dejar la formación. Calderón recuerda que la presidenta de los populares es quien tiene que ser la candidata a las autonómicas porque «es la que resultó elegida en el Congreso Regional».
Según el diputado, el motivo de su renuncia era su «profundo malestar y disgusto» con la decisión tomada por Génova sobre la candidatura autonómica, algo que a su juicio suponía un fallo «muy grave» de legitimación democrática, que le causó una «gran indignación», como a «muchos simpatizantes» de Torrelavega.
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