Un campamento diferente

Y es que mientras otros campamentos de verano buscan espacios rurales, muchas veces alejados del lugar de residencia de los participantes, el de Torrelavega tiene como objetivo ofrecer a los chavales la posibilidad de divertirse a la vez que conocen mejor su ciudad y duermen en casa. La fórmula alcanza en esta edición su mayoría de edad y la mejor muestra de que funciona es que muchos participantes se quedan como monitores al superar el límite de edad.

En esta ocasión son 230 los participantes, de entre 9 y 14 años, niños y jóvenes procedentes de todos los rincones de la ciudad, con una cada vez más evidente mezcla de razas y culturas. De la supervisión se encarga medio centenar de educadores, monitores y voluntarios. La inscripción cuesta 20 euros y da derecho a disfrutar de 10 días de actividad frenética (fiestas, deporte, talleres de manualidades, excursiones, juegos, concursos...), que se desarrolla en horario de mañana y tarde. El programa concluirá el día 11, viernes, coincidiendo con el inicio de las fiestas de Torrelavega, por lo que para muchos vecinos se convierte en el mejor de los preámbulos de La Patrona, dado que ven como se facilita la conciliación de la vida familiar y laboral.

El alcalde, José Manuel Cruz Viadero, dijo ayer en el acto de presentación que el campamento urbano es una forma de «compartir y conocer a fondo la ciudad». Cruz Viadero agradeció al SOAM que lleve a cabo una iniciativa que permite también a los niños y jóvenes «divertirse y hacer amigos para toda la vida». La concejala de Juventud, Patricia Portilla, también tuvo palabras de elogio para esta actividad: «Es el mejor ejemplo de la labor que realiza en Torrelavega la Fundación Amigó y su éxito se demuestra, cada año, en el nivel de satisfacción de los participantes».

Adolfo Díaz, coordinador del SOAM, destaca que es una iniciativa para «hacer un tiempo de ocio más divertido, saludable y educativo». «Lo que hacemos -explica- es utilizar los recursos que ofrece la ciudad, desde pabellones a parques y plazas, para evidenciar que es posible una diversión sana cuando a la juventud se le dan alternativas». Díaz recuerda que en el campamento también participan los chavales que acuden cada día a los servicios que ofrece la Fundación Amigó en Torrelavega desde hace varias décadas: los centros juveniles que organiza el SOAM en los barrios y la Casa de los Muchachos.

Blanca, monitora del SOAM desde hace más de una década, resalta el significado del campamento: «Son 10 días superintensos en los que los chavales pueden hacer actividades fuera de casa y sin pernoctar, salvo el día que subimos al monte Dobra. A algunos les cuesta dormir fuera de casa. Lo mejor es ver como los chavales repiten cada año y muchos al final se quedan a colaborar. La verdad es que lo pasamos bien y conocemos mejor Torrelavega». Celia, de 12 años, debuta en el campamento seducida por la compañía de una amiga y la recomendación de otra con experiencia. «Nos dijo que estaba muy chulo, que es divertido. Hemos venido dispuestas a pasarlo bien», comentaba con timidez.

Después de dividir a los participantes en grupos, según las edades, la primera mañana del campamento, la de la presentación, concluyó con juegos y bailes, todo ello en un ambiente festivo y con presencia de algunos familiares y amigos. La tarde, también con ropa y calzado cómodos, se destinó al deporte. Para hoy, jueves, el programa anuncia talleres de manualidades y para mañana, viernes, subida al monte Dobra y acampada en un pabellón.

El lunes tendrá lugar otra excursión, esta vez a Suances en bicicleta, y el martes se destinará a una gymkana y otros juegos, lo mismo que el miércoles. El jueves, día 10, llegará el 'Humor amarillo', con disfraces y ropa de recambio. La fiesta final será el viernes, día 11, actividad que enlazará con el pregón y el chupinazo de las fiestas de Torrelavega. Hasta entonces, los equipos rosa, naranja, verde, amarillo, azul y rojo -según la edad- llenarán la ciudad de colorido y diversión.