Casado: «Si los españoles no vienen al PP, se quedarán en el Gobierno los que están»

En una mañana de sábado muy soleada que invitaba a callejear, el líder popular llegó al mediodía a la plaza de Baldomero Iglesias de la capital del Besaya para dar un mitin que se convirtió en una advertencia tras otra para concluir que estas elecciones son «extraordinariamente importantes» y para instar al voto «unido» en torno al PP. «Si los españoles no vienen al PP, se van a quedar los que están en el Gobierno».

Y nada le puede parecer peor, porque el PSOE significa una marcha atrás de la economía («Ya se ha empezado a notar con la caída del índice de Contabilidad Nacional»), más desempleo («Desde que Sánchez tomó posesión en junio de 2018 hasta que disolvió las Cortes había 126.000 parados más en España»), dos datos que le recuerdan a las «peores etapas» de otros Gobiernos socialistas. «Sánchez va a hacer bueno a Zapatero», a quien imita al hacer anuncios que «no va a poder pagar», caso de la creación de 30.000 plazas de empleo público, trabajos para los que luego no hay recursos. «¡Menos demagogia y menos engañar a la gente!», reclamó.

Pero Casado se centró sobre todo en censurar la política de los socialistas con los separatistas. Se refirió al globo sonda del secretario del PSC, Miquel Iceta, sobre un consulta de autodeterminación en Cataluña en el horizonte de unos años –porque es algo que quiere la mayoría de los catalanes– diciendo que esto es una «absoluta irresponsabilidad. Cuando yo sea presidente, ni va a haber referéndum, ni va a haber consultas, ni nadie va a decidir por el resto de los españoles». Y agregó: «Ya sabíamos que Pedro Sánchez quería vender España a trozos. Ahora sabemos que la quiere vender a plazos».

También en clave catalana, demandó que se aplique la Ley de Patidos para que sean ilegales «las formaciones que amparan la violencia» y que se modifique la Ley de Financiación de los partidos «para que no reciban ni un euro los que tienen dirigentes procesados por sedición y tipificar en el Código Penal los referéndums ilegales».

Más pegado a la realidad de la región, el candidato popular sostuvo que Cantabria «merece» tener la alta velocidad y estar en los principales corredores del transporte de mercancías porque en este territorio «las infraestructuras son muy importantes».

Para Casado, estas elecciones generales «va de cosas fundamentales» que afectan a la economía, el empleo, el medio rural, la sanidad, la educación o las pensiones, ámbitos que el PP ha demostrado ya que sabe gestionar. Estas ideas también fueron subrayadas por María José Sáenz de Buruaga, presidenta del PP cántabro, que señaló que «nos jugamos un futuro de prosperidad, libertad y oportunidades para todos y nos jugamos Cantabria». Incidió en que el PP se presenta en esta comunidad y en Torrelavega «con resultados» frente a un PSOE que «no es un valor seguro porque ha paralizado todas las inversiones en esta tierra y nos ha dejado fuera del mapa de las grandes comunicaciones».

Para ella, tampoco es un valor Miguel Ángel Revilla, «quien haría presidente a Sánchez porque Sánchez le hace presidente a él» y, además, «ha actuado como muleta y no de escudo ante los agravios de Pedro Sánchez a nuestra autonomía». Ni lo es aquel que «lo único que puede ofrecer es el grito de 'Viva España' que, en realidad, es un 'Viva Sánchez' porque lo que hacen al final es entregar España a Sánchez, a Iglesias y a los procés».

Buruaga mantuvo que su formación puede hablar de «limpieza, capacidad y talento. Los demás hablan mucho de lo nuevo y lo regenerado pero lo cierto es que les sirve cualquier cosa y se han quedado con los descartes de todos los demás». Ensalzó las últimas incorporaciones al PP regional (las del presidente de la CEOE, Lorenzo Vidal de la Peña, y la de Pedro Gómez, presidente de Asaja) que suponen «un respaldo social sin precedentes al proyecto».

En un mítin en el que también tuvo espacio la navarra Ana Beltrán, el número uno de la lista al Congreso por Cantabria, Diego Movellán, alabó que Casado llegara a Torrelavega «a trabajar» y no, «como otros, a jugar a los bolos» (en alusión a Pedro Sánchez). Movellán lamentó que la comarca del Besaya haya perdido el plan de reindustrialización, «que desapareció del presupuesto», pero cree que «hay esperanza». «No hay que dividir entre españoles malos y buenos y no hay esperanza para los que se pasean a caballo con altanería». «No estamos para experimentos ni para que nos dividan». El exalcalde de Camargo pidió «que no haya votos que se queden sin escaños». El voto «tiene que ser centrado y moderado porque si no salen las cuentas otros las arreglarán».

Marta Fernández Teijeiro, candidata a la Alcaldía de Torrelavega, que fue la encargada de dar la bienvenida a Casado, expuso que esta ciudad «fue un emporio de riqueza» que ha sido «golpeada por la falta de atención» y a la que el Gobierno actual «ha rematado», motivo por el que le dijo a Casado: «Esperamos mucho de ti».

El presidente del partido había llegado a la capital del Besaya procedente de Palencia con cierto retraso y acompañado de su esposa, Isabel Torres. Le esperaban la mayor parte de los candidatos al Congreso y al Senado del PP en las próximas elecciones del 28 de abril, numerosos alcaldes y alcaldables, y cargos del partido.

Antes de regresar hacia Palencia (donde por esta tarde tenía previsto visitar la fábrica de galletas Gullón), Casado había programado una parada en Fontibre y, aunque esta visita se suspendió, el líder popular la comprometió para más adelante.

En Torrelavega también se entrevistó con un grupo de empresarios pero, sobre todo, se dejó querer: se pasó cerca de media hora haciéndose fotos con quienes se acercaron a un 'photocall' con una enorme bandera de España colocado junto a la iglesia de la Virgen Grande. Después se trasladó a comer a Santander. Dio un breve paseo desde el Centro Botín a la zona de terrazas de Calderón de la Barca, donde se tomó unas rabas acompañado de su equipo, del de Buruaga y del de la alcaldesa de Santander, Gema Igual.