La cara más productiva de Amica

Mari Cruz Salgado es una de las cerca de cincuenta personas que trabaja en la sección de lavandería. «Cada uno tiene lo suyo. Aunque tengamos una discapacidad, somos personas como las demás. Y trabajamos». Aquí, en estas instalaciones ubicadas en el Paseo del Niño, esa lógica se traduce a hechos y pura rutina desde hace ya treinta años. La trayectoria es un «orgullo» para la familia de Amica, como subraya su directora María José Cabo: «Nos ha servido como inspiración para poder llevar el modelo a más puntos de Cantabria y también a Valencia», señala, agradecida a la colaboración institucional, y antes de apuntar al desarrollo tecnológico y de sostenibilidad como dos de los objetivos clave para los próximos años.

«Aquí tenemos la cadena de formación y también la de empleo, en un sistema que además funciona para todo el mundo», incide la directora del centro, Patricia González, orgullosa también de la forma en la que va creciendo esta gran plantilla desde hace ya tres décadas.

Conoce muy bien esa familia Raquel Oslé, por ejemplo, que lleva veinte de esos treinta años yendo y viniendo a estas instalaciones, encarnando el espíritu de este proyecto pionero. Ella, Ruth y Pablo extienden una sábana blanca durante su rutina, antes de doblarla otra vez y colocarla de nuevo en la cadena de lavandería. Zaira Rodríguez está con ellos. Es preparadora laboral y ayuda en lo que haga falta, pero hace mucho que dejó de ser una trabajadora más. Para muchos chavales, adultos de mediana edad o casi jubilados –hay personas de todas las edades– Zaira es «una referente». Raquel, que está cerca de jubilarse, no puede evitar emocionarse pensando en ella, en Pablo, Ruth y en el cariño que le inspira toda esta plantilla de más de 120 amigos.

Pero la faceta más productiva de Amica no para. Sigue en marcha gracias a todas esas personas. Como Mari Cruz, Raquel y, dos pisos más arriba, en el taller de confección, compañeras como Marisol Calvo. Ella, de 54 años, también puede presumir de haber estado presente durante estas tres décadas. Este viernes, durante la jornada de puertas abiertas organizada por Amica con motivo de esta efeméride, apuraba los remates de un bolsillo para un uniforme. Del SCS, de un centro residencial, de un servicio de lavandería de un hotel... Lo que sea. Amica trabaja con decenas de clientes y confecciona lotes a medida, como recuerdan los dos responsables de esta sección, Rubén García y Lucía Ferro.

Marta Marín también lleva muchos años –«cerca de 30»– ligada a Amica, donde ahora participa y aprende en las muchas actividades desarrolladas en el grupo de formación. Algunas de sus favoritas son «la librería solidaria o las relacionadas con la economía doméstica», como confiesa con una sonrisa tímida. A su lado, la educadora del grupo, Eva Pico, le tira de la lengua. Juntas, dan sentido a esta tercera faceta, orientada a enseñanzas relacionadas con el día a día y el mundo laboral. «Es muy gratificante. Vienes a formarles, pero eres tú la que te vas con una lección», dice con una sonrisa.