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La avenida de España se ha convertido este domingo por unas horas en lo más parecido a un circuito urbano de Fórmula 1. Había un trazado de 620 metros de cuerda cerrado al tráfico, 'boxes' para que trabajasen los mecánicos y numerosos pilotos con los nervios a flor de piel. Torrelavega acogió por segunda ocasión una de las pruebas del Circuito Greenpower Iberia Bridgestone, una vistosa especialidad en la que participan centros escolares de Cantabria, Asturias y País Vasco, principalmente, y en la que no gana el equipo más rápido, sino el más eficiente.
La principal característica es que es que los vehículos son todos eléctricos: nada de humos. Montan el mismo motor y dos baterías de doce voltios que lo alimentan –todo el material lo facilita el organizador–. Así que la habilidad del piloto en carrera es lo más importante, puesto que de su gestión dependerá dar el mayor número de vueltas en el tiempo habilitado. Hay dos categorías. La F24+, con limitación de la edad de los pilotos hasta los 16 años, y la F24 –la categoría reina– hasta los 25.
A las diez de la mañana se abrieron los 'boxes' para que los equipos pudiesen dar los últimos retoques a las monturas. Ambas categorías salieron a la par. Los más pequeños, los F24+, tenían una hora por delante, mientras que los F24 debían completar media hora más. Cantabria tuvo dos representantes. El IES Miguel Herrero de Torrelavega y el IES Fuente Fresnedo de Laredo –ambos compitieron en la categoría 'pequeña'–. Como el resto, habían construido y desarrollado los bólidos en clase con la ayuda de sus profesores. «Pilotarlos es bastante divertido. En el volante tienes un botón en la mano derecha, que es el acelerador, y en la izquierda el freno, que actúa sobre las ruedas delanteras», explicaba Raúl Seronero, del IES Miguel Herrero. Para adelantar es preciso tocar el claxon para que se aparte el coche de delante, puesto que más que competir con los demás lo que prima es dar el mayor número de vueltas.
Para hacerlo aún más vistoso es obligatorio, al menos, cambiar dos veces de piloto. «Son coches sencillos, que no suelen dar problemas. El nuestro lo hemos construido con chapa y PVC y luego le hemos instalado el motor y las baterías. Se está portando bien», relataba Mario Diego Somarriba, mecánico y alumno del IES Fuente Fresnedo.
A Cantabria no se le dio mal la carrera. El Fuente Fresnedo se adjudicó la primera posición y el Miguel Herrero fue segundo.
La última media hora sólo estuvieron sobre la pista los vehículos de la categoría 'grande'. El 'Black Arrow' del Colegio Gaztelueta obtuvo la victoria final. Los alumnos del colegio vizcaíno consiguieron completar 77 vueltas con una media de 31,89 kilómetros por hora y 47,7 kilómetros recorridos en hora y media. No tuvieron rival. El segundo clasificado fue el 'Gogomobila' de la Ikastola de Deusto, con 7 vueltas menos y una media de 29 km/h (43,4 kilómetros de distancia recorrida). El tercer cajón del podio lo consiguió el 'Gaztered', también del Colegio Gaztelueta.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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