La carretera Viveda-Duález llega al ecuador de la obra y terminará el verano que viene

Ese dato debería tener los días contados. Al menos los meses. Con los plazos en la mano, a la Consejería le quedan poco más de doce meses para culminar la obra, iniciada en septiembre del año pasado y proyectada en dos fases: aprovechamiento del trazado del antiguo ferrocarril desde la carretera CA-131 (Viveda) hasta el norte de Sniace y, desde aquí, la creación de un acceso al núcleo de Duález a través de una rotonda, primero; y la construcción de un tramo a través de las instalaciones de la química hasta otra nueva glorieta llamada a canalizar el tráfico procedente de Torrelavega y de la autovía A-8, situada entre el acceso a la fábrica y el complejo deportivo Óscar Freire, después.

Ya aquí, el vial continuará en paralelo hasta enlazar con el Puente de los Italianos -también reformado- y, en consecuencia, con Barreda. Son poco más de dos kilómetros de vial, pero están llamados a descongestionar una parte muy importante del tráfico que hoy sufre la localidad. En estos momentos, las máquinas avanzan precisamente en todo ese entorno situado tras las dependencias de Sniace. Si han pasado por el entorno de Riaño estos días, ya lo han visto. Los operarios de la adjudicataria vienen transformando esta zona no urbanizada en un lugar completamente distinto.

Dentro de unos doce o trece meses -si se cumple el plazo de dos años contemplado en el contrato-, aquellos que opten por la nueva variante circularán por una carretera que, a juzgar por los detalles del Gobierno, contará con dos carriles -de 3,5 metros de anchura-, arcenes y sobreanchos en determinadas curvas. El día en que aquellos detalles fueron presentados, en septiembre del año pasado, el entonces consejero José Luis Gochicoa elevó la futura carretera Viveda-Duález al más alto nivel de las comunicaciones. «El futuro de la comarca», propia «del siglo XXI», hiló aquel día, en un acto de 'primera piedra' celebrado por todo lo alto y al que asistió una larga comitiva de responsables autonómicos y municipales.

Todos coincidieron en calificar esta obra como un punto de inflexión en el futuro del tráfico, pero sus efectos sobre los ciudadanos y sus rutinas no se reducen al ámbito del automóvil. El carácter de «futuro» del que habló Gochicoa aquel día se justifica además con un guiño clave a la movilidad sostenible: el tramo contará con un itinerario mixto peatonal-ciclable de tres metros de ancho, en la margen izquierda; así como con una acera de dos metros en la derecha orientada a garantizar la seguridad de los viandantes. Ese no es el único carril bici que la Consejería de Obras Públicas encargó para Torrelavega en el anterior mandato. Para muestra, el de la pasarela ciclista y peatonal en el Puente de la Barca o el anillo ciclable de la ciudad, entre otros.