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Las religiosas franciscanas llevaban avisándolo desde hacía tiempo y hace unos días lo confirmaron. El Hogar del Transeúnte abrirá el jueves sus puertas por última ... vez y probablemente no lo hagan más, una vez que el Ayuntamiento ha sacado a concurso la construcción de un nuevo centro, con mayor capacidad y servicios, en el mismo solar de la calle Pancho Cossío. El objetivo inicial del equipo de gobierno (PRC-PSOE) era firmar un convenio con una entidad que se hiciera cargo de la gestión tras haber anunciado las monjas que lo llevan desde hace treinta años su jubilación. El Ayuntamiento ha mantenido contactos con Cruz Roja y Mensajeros de la Paz para suscribir un acuerdo, pero tampoco se descarta la opción de sacar a licitación la gestión de la instalación.
Las conversaciones han tenido el propósito de que el actual albergue municipal, que dispone de 22 camas, no llegará a cerrar sus puertas, como va a suceder a partir del 1 de noviembre. De este modo, el Hogar del Transeúnte cierra una etapa de 33 años en los que estuvo al frente la orden franciscana.
Mari Carmen Varona, que junto a Águeda Gómez, es una de las dos monjas que sigue «al pie del cañón» en el albergue, explica que -conscientes de las dificultades para lograr que otras personas se hicieran cargo del Hogar- «avisamos hace más de dos años al Ayuntamiento de nuestra inminente jubilación. De hecho, otras compañeras como Amparo ya se han marchado». «Jubiladas no estamos porque no paramos, pero ya no podemos seguir por la edad. El propio centro también se ha hecho mayor», apunta. Así, sin hacer mucho ruido, sin una palabra más alta que otra, deja caer que «al Hogar del Transeúnte también le ha llegado el momento del retiro».
Mari Carmen Varona | Religiosa franciscana
«Estas instalaciones en su día cubrieron unas necesidades y hasta hoy se le ofrece techo, comida y una cama a todo aquel que viene... Pero no hay que olvidar que las habitaciones están en unos barracones, y que aunque hemos ido arreglando lo que podíamos, es necesaria una importante inversión para que los usuarios puedan permanecer aquí en unas condiciones mucho más dignas».
No obstante, Mari Carmen, que llegó a Torrelavega procedente de Vallecas (en Madrid), donde trabajaba en otro proyecto de ayuda a personas sin recursos, subraya que ella y sus compañeras se sienten «muy orgullosas» del trabajo desarrollado en la capital del Besaya. «Han sido 30 años de servicio que hemos hecho encantadas, hemos estado muy a gusto, y donde vayamos seguiremos a aquellas personas o comunidades que lo necesiten, esa es nuestra labor. Claro que nos da pena después de tanto tiempo pero...», señala.
En cuanto al futuro de las personas usuarias del albergue, aquellas que ellas llaman 'fijos', y que acometían algún trabajo con una pequeña remuneración, dice que la mayoría ya se han marchado y «ahora mismo solo quedan dos» a los que se les está buscando reubicación. La religiosa recuerda que ya en julio se cerró el taller en el que algunos de los residentes trabajaban en la construcción de palés de madera. «Era una forma de que se mantuvieran ocupados y de paso se sacaban algún dinerillo para sus gastos», afirma.
Desde hace 30 años esta institución de Torrelavega ha ofrecido a las personas sin hogar un techo y un colchón para dormir, además de comida y unas instalaciones para el aseo. Pero sobre todo les ha dado una acogida «con cariño», destacan las franciscanas que han sacado adelante el día a día de la entidad.
La continuidad de su ingente labor es una incógnita con su marcha y ante la falta de respuesta del Ayuntamiento, que hasta ahora no se ha manifestado sobre el futuro del centro. El Consistorio se limitó a renovar la prórroga solicitada por las monjas de la orden del Espíritu Santo de Montpellier, que a partir de ahora no podrán continuar con la gestión del centro. Por ello, el Ayuntamiento se encuentra en la tesitura de decidir qué hacer con este servicio municipal y con sus instalaciones en la calle Pancho Cossío, dado que se trata de una actividad enmarcada en la competencia municipal, que tiene obligación de dar atención inmediata a las personas que están en situación o riesgo de exclusión social.
De forma paralela, cuatro empresas han presentado ofertas para adjudicarse el contrato de la asistencia técnica para la redacción del proyecto de ejecución, estudio de seguridad y salud, así como los de actividad y dirección de obra del edificio que se construirá en el solar que ocupa el Hogar del Transeúnte.
Este contrato tiene un presupuesto de licitación de 72.600 euros, el plazo de ejecución es de 45 días, y el objetivo es construir un nuevo inmueble en la finca situada en las esquina confluencia de las calles Pancho Cossío y Pablo Garnica. El inmueble se destinará a proyectos sociales.
El Hogar del Transeúnte se creó en 1985 en la ciudad tras un acuerdo que alcanzaron los responsables de Cáritas de la parroquia de La Asunción y el Ayuntamiento de Torrelavega. En aquel momento se llegó al convenio que se ha mantenido a lo largo del tiempo: las religiosas se encargarían de su gestión mientras que de la comida se haría cargo el Consistorio, que cada día va a recogerla al Asilo San José.
Además, el municipio ha aportado una subvención anual de 36.000 euros para hacer frente a los gastos de mantenimiento, mejora y equipamiento de las instalaciones y también ha desembolsado 1.200 euros mensuales, lo que supone una ayuda total de 50.400 euros al año.
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