«Nos van a comer los matorrales»

«Aquí no llega el servicio de limpieza, solo cuando les llamas, y desde hace un año ya ni eso. Nos van a comer los matorrales», dice Blanca, una vecina de la avenida Moneche, donde asegura que «la suciedad se acumula en las calles, por no hablar de otras zonas del pueblo que están abandonadas y la maleza cubre los viales y pasos por donde la gente tiene que ir a sus casas». La secretaria de la asociación vecinal dice que hay zonas como la Colonia San Antonio que se encuentran «casi en estado de abandono con hierbajos que tapan los bancos y trepan por las paredes, igual que detrás de la iglesia». Según la representante vecinal, «desde el Ayuntamiento nos han reconocido que tienen problemas de personal y por ello no se pueden realizar las tareas de limpieza con la frecuencia necesaria». «Aunque además de que las calles estén sucias porque por aquí no pasa la barredora hace tiempo, tenemos el problema de las hierbas y maleza que antes se encargaba de su control los trabajadores del Serca y ahora nos han dicho que ya no lo hacen ellos, mientras aquí seguimos esperando a que acabara septiembre que es cuando dijeron que pasarían y hasta ahora», lamenta Angélica Herrera.

Pero los problemas de falta de limpieza y mantenimiento en Ganzo y Dualez no son nuevos. Hace años que los vecinos del barrio San Martín (Ganzo) denuncian el estado de «abandono» de la finca 'El Cuartelillo'. Acusan al Ayuntamiento de Torrelavega de no hacerles «ni caso» mientras se ha inaugurado un centro comercial «a pocos metros». En la finca estaba prevista la construcción de 14 chalés adosados, pero llegó la crisis y el mercado inmobiliario sigue sin recuperarse.

Los vecinos explican que al iniciarse en las proximidades las obras de construcción de la nueva zona comercial de Torrelavega, la referida finca se había llenado «de ratas y demás bichos». A su juicio, aprovechando que había maquinaria trabajando en el lugar, era buen momento para «meter una excavadora y dejarlo un poco curioso».

Ante otra denuncia anterior, en 2016, el Jefe de Salud Pública del Ayuntamiento informó que el espacio se encontraba desbrozado y segado un año antes, después de haber retirado restos vegetales y de otra naturaleza (contenedores de plástico, cartones, restos metálicos, neumáticos, la carrocería de un vehículo...). Al realizar una nueva inspección, el técnico observó que en la finca, que linda con las viviendas de los denunciantes, se habían depositado de nuevo diferentes objetos, como palés de madera, jaulas de aves, neumáticos, hierros, asientos de vehículos y hasta una furgoneta. También se había producido un importante aumento de la vegetación, especialmente zarzas y una planta invasora (bambú japonés). En aquella ocasión ya se instó a la empresa encargada de las labores de desratización en el municipio, que incrementase su trabajo en las inmediaciones de las viviendas afectadas. En noviembre de 2016 se abría expediente de denuncia ambiental, instando a la propiedad a que realizase los trabajos necesarios, en el plazo de 15 días, para mantener el lugar en condiciones adecuadas de seguridad, salubridad, ornato público y decoro. La orden se notificó a la propiedad para que pudiese presentar alegaciones, pero sigue sin cumplirse.

El presidente de la Asociación de Vecinos Ganzo-Dualez, César Peláez, destaca que «nosotros recogemos las demandas de los afectados y las trasladamos al Ayuntamiento, pero las cosas van muy despacio». Sin embargo los vecinos están «hartos» y recuerdan al Consistorio que se está incumpliendo la ordenanza que regula el mantenimiento de la convivencia ciudadana «por no hablar del servicio de limpieza que aquí no llega». Otra vecina de la zona próxima a la nueva superficie comercial, María Luisa, no entiende que se hayan inaugurado estos comercios en una zona nueva ganada para la ciudad y dotada con nuevas infraestructuras viarias en el entorno, y sin embargo «aquí no viene nadie a limpiar y a mantener los barrios limpios, estamos abandonados por el Ayuntamiento». A ello se une el problema de los vertederos ilegales que en Ganzo y Dualez, según sus vecinos, «es un ejemplo más del estado de abandono en el que vivimos».