El Conservatorio de Torrelavega, 'piano piano'

Su titular, Sergio Silva, no le quiso echar agua al vino el otro día y habló de forma clara: «Estamos hablando de una financiación que excede de la capacidad singular de la Consejería; es dos veces el presupuesto que destinamos anualmente a los más de 300 centros educativos y equivale a lo que nos cuesta el transporte escolar de un solo año». Siendo así, entiende el consejero, debe ser entendido como un proyecto «global de gobierno y de administraciones», susceptible, tal vez, de ser beneficiario de fondos europeos o la «colaboración del Gobierno de España».

Las declaraciones a micrófono abierto del actual gobierno del PP son sólo una parte del relato en toda esta historia. Cabe recordar que el Conservatorio de Torrelavega es un proyecto de la legislatura anterior patrocinado por la Administración Revilla y, concretamente, Marina Lombó (PRC), a la sazón consejera de Educación y Formación Profesional del bipartito (PRC-PSOE). Como tal, su ejecución es una condición 'sine qua non' de los regionalistas para seguir apoyando los presupuestos del Gobierno, en minoría, de María José Sáenz de Buruaga. Desde el cambio de gobierno, ha ocurrido con este y otros planes heredados del anterior mandato.

Si realmente no hay dinero para el Conservatorio, el PP deberá sacarlo de alguna parte para incluirlo en las cuentas del año que viene. De hecho, más que un problema de financiación, hay quien ve una sobreactuación evidente por parte del PP para arrogarse un mérito más destacado en la creación de esta infraestructura.

En febrero de 2025, tal vez con un presupuesto ya presentado en Peña Herbosa, habrán pasado dos años desde que Lombó, el expresidente Miguel Ángel Revilla, y alcalde, Javier López Estrada, se citaron en el Bulevar Ronda con la adjudicataria de la redacción del proyecto básico y de ejecución y la dirección de obra, la Unión Temporal de Empresas (UTE) RA-CA-FO, por importe de 607.124 euros y un plazo de 12 meses.

En aquel acto a tres meses de las elecciones, la consejera previó que las palas llegarían a la zona en 2024. No va a ser así, aunque nadie ha puesto el grito en el cielo por este detalle -tampoco por la falta de dinero para financiar la obra en general-. Entre tanto, siguen esperando hechos tangibles los alumnos y responsables del Conservatorio de Música, en Campuzano, de la Escuela de Arte Roberto Orallo, en Puente San Miguel, y una escena de baile que sigue huérfana en Cantabria. Para ellos, que aprenden en sedes precarias o fuera de la región, el Conservatorio sería un punto de inflexión.