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El potencial arqueológico del área no es muy alto, a tenor de los análisis previos a este que se hicieron en la zona, pero los expertos saben que nunca se puede descartar toda probabilidad. «Es difícil que aparezca algo, pero nunca se sabe lo ... que hay debajo de nuestros pies», declaraba el arqueólogo Rafael Bolado a preguntas de El Diario Montañés, a principios de año, justo antes de empezar a estudiar el suelo directamente afectado por el trazado del desvío del tren, por encargo de la empresa municipal Aguas Torrelavega y en el marco de las obras para la reposición de servicios -necesaria para construir la nueva vía-. Ya tiene una respuesta: la vigilancia arqueológica no ha dado con «evidencias de patrimonio protegido» que pudieran verse perjudicadas en dichas labores.
El resultado de las prospecciones permite desarrollar las tareas previas al soterramiento tal y como estaban previstas: según el informe final, ya enviado a la parte contratante, Aguas Torrelavega, y al Gobierno de Cantabria, no hay elementos de interés patrimonial que puedan verse damnificados por el desvío de tuberías. «El resultado nos tranquiliza. No hemos topado con nada que sea destacable, reseñable», declara la presidenta de Aguas Torrelavega, Blanca Rosa Gómez Morante, antes de ponderar el respeto por el entorno y las posibles huellas del pasado.
En esta zona, al menos, no hay pruebas de ese tipo. Después de cuatro meses de espera, los trabajos realizados entre enero y febrero se han traducido en un informe con esa y más conclusiones. Otra es que tampoco hay bastantes evidencias como para confirmar la presencia de unos vestigios de una fábrica de hilados propiedad del Duque del Infantado, restos que le fueron notificados al Ayuntamiento gracias al escrito de un ciudadano. Dicha fábrica se construyó entre 1796 y 1798, según relata la misiva que hizo llegar el vecino.
Ojo, algo importante: los resultados del estudio arqueológico no confirman dicha presencia, pero tampoco la desmiente; lo que hace es notificar que no ha encontrado evidencias. Las sospechas parten de una estructura apreciable en una foto de los años 50 que podría tratarse de uno de los canales aprovechados por la fábrica allá a finales del siglo XVIII. «Lamentablemente», explica el arqueólogo, «ante la actual falta de evidencias empíricas sobre el terreno, previas al seguimiento y derivadas de los movimientos de tierra efectuados, no podemos confirmar que la posible estructura se ubicara en la zona afectada».
Dicho esto, «tampoco es posible saber, por la falta de restos, si esto se debe a su completa destrucción, algo muy a tener en cuenta dado que estamos ante un área altamente antropizada y alterada, tanto en el siglo XIX como el XX». Por todo ello, zanja, «resulta inviable, por el momento, realizar una identificación precisa de la estructura y, en consecuencia, vincularla con la fábrica de hilados».
Con todo, eso no quiere decir que no haya absolutamente nada cerca de ahí. Al contrario. Un informe previo, realizado por este mismo experto, permitió identificar hasta catorce elementos de interés cultural en el entorno. El matiz: de todos ellos, solo dos -la Harinera de Hornedo y el Bien de Interés Cultural de la Antigua Fábrica de La Lechera- están en las cercanías del trazado del desvío provisional, «no siendo afectados directamente por el proyecto de origen ni por las obras de reposición de servicios», concluye Bolado.
A la luz de estos resultados, el Ayuntamiento puede desviar las tuberías por el trazado de acuerdo a lo previsto. Con todo, la vigilancia continúa, en el marco de las obras del desvío del tren -que no de las tuberías-.
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