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Han pasado cinco décadas desde que, en una Torrelavega muy distinta a la de hoy, la de 1971, la inquietud musical de un grupo de trabajadores de una gran empresa afincada en la ciudad se tradujo en lo inevitable: el Coro Santa María de Solvay. ... La capital del Besaya ha cambiado mucho desde entonces. Los paisajes, las personas y el contexto que inspira el talento de los artistas va cambiando, pero cuando la vocación y la entrega se imponen, el legado que estos dejan trasciende lo terrenal. Por eso, medio siglo después, el Coro de Solvay está tan vivo. Su voz, la de todos sus integrantes al unísono, alterna la fuerza con la permeabilidad con su ciudad, un apego propio de las instituciones más arraigadas de Torrelavega, en la que despierta lágrimas y sonrisas de emoción.
De esa hubo mucha este jueves en el Teatro Municipal Concha Espina, en el marco de una ceremonia organizada precisamente para sintetizar estos cincuenta años de historia, recordar al Coro Solvay lo que supone para la capital del Besaya y, en gratitud –y con permiso de una pandemia que obligó a posponer esta condecoración hace dos años–, entregar a la entidad la máxima condecoración que esta ciudad puede otorgar: la Medalla de Oro de Torrelavega. La institución viene brillando desde hace décadas; desde este jueves, posee una distinción a la altura de ese legado. El Coro de Solvay ya es de oro.
Por eso al Concha Espina ha acudido tanta gente. Estaban todos. Amigos, antiguos directores, miembros de la empresa, políticos… «¡Mira con quién nos vamos a sentar!», «¿Cómo estamos?» «¡Te quiero ver arriba eh!», han alternado una y otra vez los cerca de 400 asistentes. Juntos, reúnen esas más de cinco décadas de trayectoria y recitales por todo el mundo –desde casi todas las comunidad autónomas hasta Cuba, Suiza, Francia o Italia, entre otros destinos–. Tardaron en sentarse. Hubo incontables besos, abrazos y apretones de manos aún pasadas las ocho de la noche –la hora oficial de la gala–.
Los saludos han continuado en el vídeo de introducción a la gala, antes de que las autoridades del escenario tomaran la palabra. Menciones a Aurelio Sánchez, que prendió la llama; a José Luis Tavera, considerado el primer director de la institución; Juan José del Valle, que le dio un aire joven cuando tomó las riendas... Manuel Egusquiza, Fernando de Benito, Carlos Blanco, el actual director... Muchos amigos dentro y fuera del teatro.
Esa proyección, que ha repasado la historia de la agrupación a través de diferentes testimonios y anécdotas, ha inspirado una ovación cerrada del público casi tan larga como la que recibieron los propios integrantes del coro cuando fueron llamados al escenario. Su interpretación de 'Salutación a la montaña' –de José Lucio Mediavilla– ha sido muy emocionante. Ni decir ya la que, junto a antiguos miembros -se agruparon hasta 40-, cantaron para clausurar la cita. El Coro ha puesto al público de pie durante un minuto entero.
Tambiénha sido emocionante la intervención de la presidenta de la agrupación, Sonsoles Pérez, conmovida por este «gran honor». «Nos complace enormemente pasar a formar parte de un grupo de ilustres», expresó la responsable, agradecida a integrantes, directores, familias, amigos, a la colaboración institucional y, sobre todo, al patrocinio de Solvay durante todas estas décadas.
Su director general para España y Portugal, Jorge Oliveira, ha devuelto esas palabras con más gratitud. «Quiero felicitar a todos los integrantes del coro, a su director y a su presidenta por haber elevado el nombre de Cantabria, Torrelavega y Solvay por todo el mundo. Sois dignos embajadores de nuestra cultura y nuestras tradiciones», ha dedicado.
Las autoridades también se rindieron ante la agrupación: desde el alcalde, Javier López Estrada, que ha felicitado a la entidad por acceder a ese «Olimpo» que integran las personas que llevan el nombre de la ciudad por todo el mundo; el consejero de Economía, Luis Ángel Agüeros, que ha destacado la importancia del apoyo institucional y el relevo generacional en el ámbito de la canción; hasta la concejala de Protocolo, Ana Barca, agradecida al Santa María de Solvay por ser un «referente» en su ciudad y, lejos de ella, «un gran embajador».
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