El corredor verde continúa muy dañado cuatro meses después de las inundaciones

El peor parado ha sido el corredor verde que se construyó en las riberas en la anterior legislatura, en el que se invirtieron un millón de euros para que los torrelaveguenses dejaran de vivir de espaldas al río, después de varias décadas de olvido y contaminación. Maleza y plásticos se siguen agolpando en algunas zonas de la orilla del río, a veces a varios meses de altura. Muchos árboles, algunos de gran porte, fueron derribados y arrastrados por la fuerza de la corriente, y ahora aparecen varados en las márgenes, rotos, inclinados, secos...

La vegetación, entre la que abundan las plantas invasoras, especialmente la reynoutria japónica, ha crecido y oculta parte de los destrozos. Varios tramos del sendero que discurre paralelo al río han quedado impracticables, hundidos, a veces cortados por los propios árboles caídos. Ya no pasea nadie. Un valla impide el acceso y anuncia la próxima construcción de una escala salmonera para que los veces puedan sortear el azud de Sniace.

El agua arrastró los rellenos de tierra dejando al aire tuberías, raíces, redes de la obra realizada, los cascotes y piedras que se utilizaron para hacer la escollera... También han resultado dañadas infraestructuras del corredor verde, como embarcaderos, rampas, un anfiteatro..., completando un espectáculo a veces impactante y desolador. El desastre su une a las quejas que venían realizando algunos ciudadanos por la falta de mantenimiento (papeleras rotas o sin vaciar, grafitis, hundimientos en el paseo...).

El concejal de Medio Ambiente, José Luis Urraca, dice que la solución pasa por el proyecto de recuperación y mejora de las márgenes del Saja-Besaya, una obra que el Ayuntamiento de Torrelavega quiere ejecutar en los próximos meses y que tiene partida presupuestaria desde el año pasado (500.000 euros). El objetivo sigue siendo que la ciudad vida de cara al río aprovechando su recuperación. Está previsto instalar más mobiliario, lugares de cobijo y un aseo público, entre otras dotaciones.

Nutrias, garzas reales, mirlos de agua, cisnes, martín pescador, salmones, truchas, patos, mariposas, herrerillos, camachuelos, petirrojos, carboneros... No es es un parque nacional o área natural protegida. Simplemente, es el Saja-Besaya a su paso por Torrelavega, capital industrial de la región. Un río casi muerto por la contaminación durante varias décadas del siglo pasado y que ahora, gracias al saneamiento de la cuenca y una mayor concienciación social, presenta una imagen muy distinta.

Las obras del corredor verde se realizaron en dos fases, sobre una superficie de 40 hectáreas en ambas márgenes del Saja-Besaya y aprovechando el desarrollo de sendos proyectos de empleo. En la primera se llevó a cabo la limpieza y acondicionamiento del terreno, y en la segunda se instalaron diversas estructuras. Los trabajos se iniciaron con la limpieza de restos de basura y eliminación de plantas invasoras, así como podas, entresacas forestales y plantación de especies autóctonas. Los nuevos senderos se habilitaron para conectar ambas riberas y lugares como el Barrio Covadonga, La Viesca y El Patatal. También se instalaron pórticos en las entradas principales al corredor verde, así como rampas, miradores, un anfiteatro, embarcaderos, un parque intergeneracional, bancos, mesas, papeletas y paneles informativos.

La ciudad ha ido recuperando la normalidad tras las graves inundaciones del pasado 24 de enero, que provocaron numerosos e importantes daños materiales, hasta el punto de que tres de las mayores empresas -Solvay, Aspla y Sniace- tuvieron que parar la producción.