Una década de Torrelavega Sí

Lo hace con dos ediles, la mitad que en su estreno electoral (2015) o el doble que en las siguientes, según se mire, siendo un partido ubicado «en el entorno de la socialdemocracia», «necesario», «con futuro» y que sus integrantes distinguen por su voluntad de «diálogo, acuerdo y soluciones» para Torrelavega; otros, desde fuera, y aunque reconocen su gesta y el respaldo sostenido que han recibido en las urnas, cuestionan su estructura organizativa como partido al uso y el futuro del mismo, más allá del cartel personal de su líder.

Esta, Gómez Morante, ostenta el cargo de presidenta de la empresa municipal Aguas Torrelavega, tras un acuerdo con los regionalistas a comienzos de esta legislatura. Esa «vocación de gobierno» que plantearon para el área de Patrimonio –un cargo sin retribución y que aspiraba conseguir el segundo concejal del grupo, Arturo Roiz– habría quedado impedida por el PSOE, partido al que acusan de, «todavía hoy», ponerles «un cordón sanitario». Y añade: «El PSOE sigue teniendo miedo a lo que aportamos; la agrupación socialista local necesita un cambio porque todavía no han superado esa herida».

No es la única palabra que dedica Gómez Morante al que fuera su partido durante años. De hecho, y lo dice casi hasta con extrañeza, le «duele» ver los resultados actuales del PSOE en la ciudad que fuera un feudo socialista. «Que sea la tercera fuerza con seis concejales, cuando ha sido la primera, creo que es la evidencia de todo el cambio regresivo que ha sufrido».

Superada la lectura de aquella moción que «la gente nunca entendió», dos políticos con pasado incluso en el Senado y el Parlamento pasaron de representar una gran estructura como el PSOE a lo que entonces –hace diez años– era poco más que un movimiento vecinal. La campaña de mayo de 2015 fue reveladora de esa transición. «Nos tuvimos que poner el buzo, bajar a la arena, a buzonear, ir a por papeletas a la imprenta...», recuerda Roiz, insistiendo también en la «transversalidad» ideológica de quienes les apoyaron.

En línea con eso, se ha dicho muchas veces que el nombre y para algunos casi hasta el contexto –sin restar importancia a la moción de censura– daban igual en el caso de Torrelavega Sí. Este partido era –e incluso es– el que fundó la cara más conocida del panorama político local, simplemente «el partido de Blanca», como definen todavía en 2025 muchos vecinos, conformes o no.

Después de dedicar casi toda su vida a la política, y pese a que su fundadora es fácilmente la persona a la que más veces saludan por la calle en la ciudad, Torrelavega Sí es más que 'el partido de Blanca', como deja claro la lideresa. «Potenciamos el grupo. Sin grupo no hay nada. Tenemos futuro, independiente de quiénes estemos. Nuestro compromiso con Torrelavega va a seguir».