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¿Qué puede llevar a un hijo a no atender a su madre de 85 años en situación de dependencia y dejarla que se deteriore sin llevarla al médico hasta que muera? Esa es la pregunta que todo el mundo se ha hecho este jueves ... en la primera sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial de Cantabria frente a Herminio Jesús Laguillo, que se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel como acusado de la muerte de su madre por omisión, es decir, por un delito de homicidio doloso. «Dejé que mi madre se deteriorara hasta que murió», ha reconocido.
Como ya avanzó este periódico el domingo, la defensa ya había anunciado que admitía íntegramente el relato de los hechos de la acusación, así como la calificación. Pero, a diferencia de lo que considera el fiscal, entiende que no debe aplicarse la circunstancia agravante de parentesco, dado que es precisamente la posición del acusado como garante respecto de la madre la que determina la condena. «Sería como condenarle dos veces por el mismo hecho». Por eso, entiende la defensa que la pena que se debe imponer al acusado es de 16 años de prisión. Y en el inicio de la vista, el fiscal ha reconocido que la abogada del acusado tiene razón y que esa agravante no procede, con lo que al final del juicio lo tendrá en cuenta en su calificación definitiva.
Todo ello a expensas de una prueba pericial que ha solicitado la defensa y que persigue conocer si el encausado sufría alguna patología o enfermedad en el momento de los hechos. Una prueba que no se practicó durante la fase de instrucción y que todas las partes, incluida la presidenta del tribunal, Paz Aldecoa, entienden que es necesaria.
La petición de esta prueba ha alterado el cronograma del juicio, que se esperaba que concluyese el martes con el veredicto del jurado. Ahora, se esperará al resultado de la pericial, que se dará a conocer el miércoles con el resto de pruebas, y la decisión final de los jueces legos se pospondrá al jueves. Pese a esta circunstancia, la magistrada Aldecoa ha decidido practicar este lunes la declaración del acusado y las testificales del caso.
Para poner en contexto este caso hay que tener en cuenta que Emilio Jesús convivía en una vivienda de Torrelavega con su madre, María Luisa, que se encontraba en situación de dependencia y vulnerabilidad y era incapaz de satisfacer sus necesidades básicas de asea, alimentación y movilización.
La falta de atención de su hijo provocó que la mujer estuviera en una situación de «absoluto abandono» que se manifestaba en «deshidratación, suciedad, restos desecados de heces y orina sobre su cuerpo y úlceras por presión». Al menos así la hallaron el 17 de abril de 2021, cuando su hijo dio aviso de su muerte. La mujer presentaba signos de infección y necrosis, que afectaba «no sólo a la piel y al tejido muscular, sino también a planos óseos». Además, la habitación de la mujer, de la que nunca salía, se encontraba «llena de basura, bolsas de plástico y suciedad».
En su declaración, el acusado ha señalado que vivía junto a su madre y que ésta presentaba problemas del corazón y deterioro mental. A preguntas del fiscal, ha reconocido que la última vez que llevó a su madre a consulta médica para el control de su enfermedad fue en el año 2015 y que su progenitora ingresó en Valdecilla en diciembre 2018 por déficit neurológico. «Desde esa fecha no la llevé al médico».
El acusado ha admitido que su madre «no podía valerse por sí mismo» y que al final era él «el único que podía cuidarla». «¿Acudió a los servicios sociales para pedir ayuda?», preguntó el fiscal. «No». «¿Y dejó a su madre en la cama sin moverse durante meses?». «Ella se levantaba y yo la ayudaba a que fuera al baño y luego volvía a la cama. Era su decisión, decía que era su cuarto, que no salía de él y que no quería ver a nadie».
«¿Y atendía las necesidades de su madre, la alimentaba, la daba de beber y la limpiaba?», cuestionó el fiscal. «Iba a comprar, sí...». Sobre las úlceras que presentaba la fallecida, asegura que «no tenía conocimiento de ello», aunque reconoció después que su madre estaba tan débil al final que «no se podía levantar de la cama».
Tras la declaración del acusado, han comparecido cinco agentes de la Policía Nacional que intervinieron en el caso. Cuatro de ellos, que acudieron al lugar de los hechos, han coincidido que se encontraron a la mujer tendida en la cama, desnuda, boca arriba y tapada con una manta, con una «delgadez extrema», «sin asear», y en unas condiciones «deplorables». El olor que había en la habitación era «insoportable», según ha descrito un policía, que ha dicho que tuvieron que abandonar la vivienda y activar el protocolo desde fuera. «Las condiciones de la habitación eran de insalubridad, había restos de comida de varios días, botellas de alcohol y ropa por el suelo».
Respecto al estado en el que encontraron al acusado en ese momento, todos han coincidido en que no vieron nada anormal. «Parecía que estaba bien y tenía todas sus facultades».
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