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Los Reyes Magos han traído carbón a los vecinos del número 4 de la calle Río Ebro, del Barrio Covadonga. Se encuentran en la calle, asustados y muy preocupados, desde que en la tarde del miércoles se desplomó la placa de hormigón que sustentaba el cuarto de contadores de la luz, dejando en el aire el primer tramo de la escalera. El pequeño local, en el que también se guardaban bicicletas, cayó sobre un sótano oculto. Los bomberos desalojaron el edificio y precintaron el portal. Temen que la escalera también se venga abajo.
Son 16 pisos antiguos, sin ascensor y sólo 10 estaban habitados en el momento del suceso. En torno a las cuatro de la tarde los vecinos escucharon algo parecido a «una explosión» y se quedaron sin luz. Poco después el Ayuntamiento, por seguridad, procedió a cortar los suministros de gas y agua. Los vecinos, asustados, bajaron a ver que había pasado, abrieron el cuarto de contadores de la luz y se encontraron con un agujero de unos dos metros de profundidad, un sótano cuya existencia muchos desconocían. Olía a quemado, salieron a la calle y avisaron a la Policía y los Bomberos, que no tardaron en llegar.
Una vez que éstos comprobaron los daños y que la escalera amenazaba también con desplomarse en su primer tramo, tras aparecer las primeras grietas, los vecinos sólo tuvieron la ocasión de subir cinco minutos a sus viviendas, acompañados por un bombero y «de uno en uno», para coger «lo más imprescindible». Después tuvieron que «buscarse la vida» para pasar la noche en casa de familiares y amigos, algo que tendrán que seguir haciendo en los próximos días.
En la mañana de ayer, a pesar de la fuerte helada, se concentraron ante el edificio en busca de soluciones, sobre todo aquellos que no tenían una vivienda alternativa. Los afectados también quieren sacar más pertenencias de sus hogares. Muchos temen que «se haya liado una gorda» en el inmueble y el problema «vaya para largo».
En la zona se personaron para analizar la situación y hablar con ellos el alcalde, Javier López Estrada, y el concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega. Un vídeo que circula por las redes sociales muestra cómo el cuarto de contadores cayó «como si fuese por el hueco de un ascensor, dejando en el aire el primer tramo de la escalera, según entras en el portal», explica Pérez Noriega.
El edil recuerda que, por seguridad, está cortado el acceso al edificio y en la jornada de hoy, viernes, los bomberos procederán a apuntalar la parte dañada «de forma provisional», a la espera de que «los técnicos valoren la solución definitiva que hay que tomar». También está previsto que los bomberos utilicen la autoescala para entrar por alguna ventana, si es posible de la primera planta, para «ir sacando lo que los vecinos necesiten».
En cualquier caso, Pérez Noriega teme que «como mínimo» los afectados no puedan regresar a sus viviendas hasta la semana que viene. Mientras tanto, el departamento de Servicios Sociales está atendiendo a los vecinos que no tienen un hogar alternativo en el que pasar estos días. Los bomberos también han inspeccionado locales cercanos, como el de una farmacia que hay en la parte posterior del portal y que ha logrado recuperar el servicio eléctrico gracias a que la «echó un cable» el propietario del bar más cercano (Cervecería Maloy). La solidaridad en momentos de apuro siempre es bienvenida y en este suceso se ha puesto de manifiesto desde el primer momento. «Nosotros estamos con la hija en Casar de Periedo», decía una vecina. «Nosotros nos hemos arreglado como hemos podido, en casa de una amiga, pero necesitamos una solución», apuntaba otra. Ayer todas las miradas eran de tristeza y preocupación, gente humilde que se tapaba el rostro con mascarilla, pero también con bufanda porque el frío del invierno también aprieta.
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Ana del Castillo
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