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«La gente ha salido en desbandada», afirma rotunda una mujer que ha bajado a la calle para comprar el pan. A escasos metros una patrulla de la Policía Nacional detiene el vehículo para pedir la documentación a dos hombres que caminan por la ... acera. Los agentes quieren evitar que abandonen sus domicilios las personas que deberían estar cumpliendo una cuarentena. Fue la comidilla entre los vecinos que vivieron el primer día completo de confinamiento tras la decisión tomada por las autoridades sanitarias de establecer un 'cordón sanitario' la jornada del viernes.
El barrio de La Inmobiliaria era un hervidero. Pasado ya el susto inicial, ayer su resignación mutó en indignación tras constatar que algunos de los residentes habían aprovechado para salir y no tener que cumplir con las restricciones impuestas. «Ayer (por el viernes) ya estaban cargando las maletas y metiéndolas en las furgonetas. Y hoy (por ayer) ya no hay ninguna aparcada. Y lo digo con conocimiento de causa, porque tengo un taller de coches y conozco bien los vehículos y las matrículas», señala Germán, propietario del Garaje Burgalés.
La Policía, según pudo constatar este periódico, también tuvo la misma sensación, por lo que centró sus esfuerzos en controlar la zona de edificios donde se localiza el principal foco de positivos. Incluso tuvo que practicar una detención: la de un hombre que quiso saltarse el cordón. Los agentes comprobaron que había indicios de que se encontraba en la lista de las personas que estaban obligadas a guardar la cuarentena por haber dado positivo. Por esta razón fue puesto a disposición judicial.
espantada
No fue la única intervención del día. Las policías Local y Nacional tuvieron que realizar «un total de 20 identificaciones y 5 sanciones por no usar mascarilla y no respetar el confinamiento», explicó el concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega. «Tenemos que ser firmes y determinantes con las acciones irresponsables», afirmó a este periódico el alcalde, Javier López Estrada, quien entiende el cabreo de los vecinos. «Por los errores de algunos, unos pocos, hemos tenido que llegar a esta situación. Por eso quiero pedir a todos los vecinos que actúen con responsabilidad», añadió.
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La desazón que hay instalada en Torrelavega gira en torno al número de infectados que suma el brote de La Inmobiliaria. Ayer Salud Pública no facilitó los datos del día, que espera especificar hoy, aunque este periódico sí pudo constatar que, de las 168 pruebas realizadas el viernes, 20 resultaron positivas. Sumadas a las 70 acumuladas hasta el viernes, harían un total de 90. Pero de lo que están convencidos en el Ayuntamiento es de que «saldrán muchas más».
incumplimientos
Una de las zonas más concurridas en el barrio fue precisamente el colegio José María Pereda, donde estaba instalada la carpa de los sanitarios que hacen los test PCR. Apenas se registraron colas, ya que estaban citados únicamente los vecinos de las calles Marqueses de Valdecilla y Pelayo y Leonardo Torres Quevedo. En total, realizaron 376, el doble que el viernes, aunque en esta ocasión el centro estuvo abierto durante todo el día. «Que nadie tenga miedo de venir a hacerse la prueba. No se va a controlar nada más que los datos sanitarios y son totalmente confidenciales», explicó José Luis Urraca, concejal de Salud Pública, en un intento por animar a los vecinos que tienen temor a acudir y ser identificados. «El horario al público es de nueve de la mañana a ocho de la tarde», especificó.
«¿Tu crees que los afectados van a venir aquí voluntariamente?», se preguntaba una de las mujeres que esperaban su turno. «Hay gente que está pasando de todo. Y lo peor es que todos sabemos quiénes son», le contestaba un hombre a su lado. «Mira cómo está el barrio. Ni un solo problema para aparcar. ¿Dónde han ido los coches?», replicaba otro vecino. Porque el aspecto que presentaba La Inmobiliaria no era el habitual de cualquier otro día. Las calles estaban plagadas de aparcamientos vacíos. «Es que muchos, nada más enterarse, dejaron el coche fuera del recinto. Nadie quiere quedarse encerrado aquí», intervenía un hombre que había escuchado la conversación.
incidentes
En esta zona de Torrelavega se ha instalado una especie de calma tensa. Ayer sólo abrieron los negocios de primera necesidad que podían hacerlo, como fruterías, carnicerías o farmacias. «Ha venido gente, pero las ventas han sido menores. Con todos los bares cerrados, pues hay muchísimo menos movimiento», explicaba el propietario de la librería Nala.
«Esto es un confinamiento rarísimo porque de aquí se puede salir y entrar andando sin que nadie te diga nada. Yo mismo lo he podido comprobar», explicaba una mujer que regresaba con un par de bolsas de compras. «Además es injusto, porque que te hayan confinado o no depende de un simple número de portal. Igual lo han echado a suertes», se lamentaba otro vecino. «Los que tienen casa o familias en otro lado se han ido por si la cosa se complica, que tiene toda la pinta», relataba una de las personas que hacían cola para poder entrar en una panadería.
La zona que las autoridades sanitarias han confinado comprende unos 80.000 metros cuadrados en la que viven alrededor de 6.500 personas de las 8.000 que hay en La Inmobiliaria. Ahí se acumulan unos 30 negocios de hostelería y otros 80 negocios, además de un colegio de educación Infantil y Primaria, el José María de Pereda, que se ha visto obligado a cerrar las puertas.
infectados
En este barrio viven, además, personas de muchas nacionalidades. «No soy de aquí, pero pienso salir a la calle, no tengo miedo. Si me para la Policía, le enseñaré los papeles. No me tengo que esconder, yo no he hecho nada malo», explicaba un hombre que caminaba por la acera. «Puedes poner que soy marroquí, no me importa -indicó al periodista-. Nos señalan a nosotros, pero yo no he hecho nada malo a nadie».
El ambiente estaba enrarecido, las calles prácticamente desiertas y las ventanas y terrazas despobladas. «Lo peor es que todo esto se veía venir, había mucha gente por la calle sin mascarilla, grupos multitudinarios... y las autoridades no han hecho absolutamente nada», se quejaba amargamente un grupo de personas frente al bar Estadio, que permanecía cerrado. «Ahora la solución es salir y confinarnos a todos y de nuevo pagar los de siempre. Parece que quieren que no salgamos a flote. Los políticos dicen que no, pero nos tratan como a un barrio de segunda», recalcaba una de ellas en tono airado.
El Ayuntamiento de Torrelavega hizo ayer un llamamiento a todos los vecinos de la zona afectada de La Inmobiliaria para que pasen por el colegio José María Pereda para hacerse las pruebas PCR. Y para evitar que se formen colas, han elaborado un calendario diario por calles. Así, hoy y mañana les tocará el turno a los residentes en Julián Urbina y Bonifacio del Castillo. El martes, las personas que vivan en los viales Juan XXIII y Ceferino Calderón. El miércoles, los de Casimiro Sainz y Pintor Salces. Por último, el jueves, los de la calle Pintor Varela. El horario de atención al público es desde las 09.00 hasta las 20.00 horas.
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