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¿Quién va a haber en las calles de Torrelavega una jornada de domingo a las diez de la mañana el día en el que, además, acaba de entrar el horario de verano? Pues, en teoría, no mucha gente. Alguno que se resiste a acabar la fiesta del sábado, los que madrugan para comprar el periódico o para sacar al perro, miembros de la comunidad islámica de la ciudad de regreso a casa que este domingo, con los primeros rayos de sol, han celebrado la fiesta del fin del Ramadán... Poco ambiente salvo por la marea solidaria que se dirigía al boulevar Demetrio Herrero para participar en la novena edición de la Marcha contra el Cáncer, organiza por la junta local de la Asociación Española contra el cáncer (AECC) y que dio comienzo a las 10.30 horas desde la plaza del Ayuntamiento.
Más de 2.000 personas. Cada una con su particular motivo para comprar un dorsal –el último que se vendió al precio de cinco euros fue el número 2.049– que se transformará en investigación de la enfermedad, acciones en favor de la prevención y apoyo a quienes luchan cada día contra el cáncer. Solo el año pasado, como explicó Ana Barca, portavoz de la AECC en Torrelavega, la asociación atendió a un millar de personas en la ciudad, un 20% más que en 2023.
«Creo que es la vez que más gente ha venido. La gente en Torrelavega es muy solidaria. Y con los enfermos de cáncer mucho más», decía una de las 40 voluntarias –casi todo mujeres, como las compañeras que atendían en el estand de un colectivo hermano, Anjanas Solidarias–, que se encargaban de la venta de dorsales y de tomar los datos de los participantes «porque les hacemos un seguro por si se tuercen un tobillo o les pasa algo».
Casi sobre la hora prevista, arrancó la marcha de 6,5 kilómetros –por megafonía decían que eran poco más de 5, igual para no asustar a los despistados que pasaban por allí y se unieron a última hora– que transcurrió por la avenida de España en dirección a La Viesga para regresar por la ronda a la calle José María de Pereda y acabar de nuevo frente al Ayuntamiento. «Nosotros hasta donde podamos», decía un grupo de jubilados poco equipados para una caminata. Junto a ellos muchas familias y grupos de amigos, una peña de la Patrona formada por treinteañeros, que además de divertirse en agosto, saben ser solidarios porque la enfermedad les tocó de cerca... Se tomaron un vaso de Tacho Cao gentileza de Horno San José y a caminar contra el cáncer.
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