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El museo del hojaldre tiene una partida presupuestaria fijada de 497.000 euros en fondos europeos desde hace casi tres años en la memoria del ... Plan de Sostenibilidad Turística de Torrelavega, que votaron a favor todos los grupos con representación en la actualidad –solo ACPT y Ciudadanos se abstuvieron entonces–. Lo que no quedó claro en esa memoria –y que salvo por los comentarios en corrillos nunca se ha sabido a ciencia cierta desde entonces– es que este espacio expositivo y de formación dedicado al legado confitero de la ciudad se ubicaría en una parte del edificio de Baldomero Iglesias, antigua sede del Ayuntamiento, de Servicios Sociales y demás instalaciones municipales. Desde su principal promotor, el PRC, sostienen que su instalación definitiva en este lugar ya figuraría en algunos expedientes de la época, aunque este periódico no ha podido confirmarlo. Este detalle es fundamental dejarlo claro porque es lo que desencadena la polémica tres años después, ahora, evidenciando no solo las diferencias, sino la 'cocina' de este proyecto.
A un lado, el PRC, sorprendido por la controversia tras haber contado con el apoyo del resto hace años; al otro, el resto de formaciones en la Corporación, descontentas con la idea en general y la «nula participación» a la que los regionalistas habrían sometido esta iniciativa, desde el inicio hasta el final. Al estilo de lo que pasa con el Palacio municipal y su futuro como 'centro cultural', pero aquí con los socialistas también en pie de guerra.
Esto último también es clave. Los regionalistas son el principal promotor del museo del hojaldre, pero también el único; ni siquiera su socio (PSOE) apoya la idea. Nunca lo hizo en realidad, pero tampoco había hecho público su rechazo hasta ahora, cuando dice encontrarse con el proyecto ya mascado. Hoy, y mientras otros le culpan de una suerte de complicidad y falta de seguimiento al respecto, insiste en dejar claro que su intención es destinar el edificio a reagrupar las oficinas municipales –sin proponer un sitio alternativo para el hojaldre–.
Los socios y los partidos en general escenificarán esta discrepancia en un debate sobre el tema próximamente, en un Pleno municipal y en el marco de una moción que va a presentar el PP. Esta puede tener derivadas políticas importantes, desde una posible petición institucional al alcalde y por parte del Pleno para detener el proyecto, hasta nuevas tensiones dentro de la coalición de gobierno que forman regionalistas y socialistas. Entre tanto, valga este reportaje para poner las cartas boca arriba y saber qué es lo que opinan los partidos.
Jesús Sánchez (PRC) es el concejal a cargo del Plan de Sostenibilidad Turística y, como tal, también del proyecto del museo del hojaldre. Le sorprende el revuelo que ha generado el tema. «No imagino a los políticos de Santoña discutiendo si hay que hacer un museo de la anchoa, pero aquí prima el partidismo y no la realidad. Si no ponemos valor nuestros emblemas… Ni siquiera es el momento de esta discusión. Esto ya fue hace dos años», declara, advirtiendo sobre la necesidad de cumplir los proyectos y los 4 millones que llevan aparejados.
Las voces en la corporación
«Esto es una ocurrencia y un capricho que no genera ningún consenso»
«No imagino a partidos de Santoña discutiendo sobre hacer un museo de la anchoa»
«No es el lugar adecuado y perdemos la ocasión de concentrar servicios»
«Hay que pensar bien dónde se ubicará porque el edificio debería ser emblemático»
«El mejor museo son los obradores; es una polémica vacía, personalista y partidista»
«Hay necesidades más importantes que un museo así. Es un gasto innecesario»
De aquí en adelante, todos los grupos niegan haber podido participar en nada relacionado con el proyecto. Menos aún en su ubicación, un secreto a voces que apareció por primera vez en un documento oficial hace un par de semanas –en la licitación para buscar proyectista–, según sostienen. La oficialización del número 4 de Baldomero Iglesias como sede del hojaldre cogió por sorpresa también al ala socialista y a su portavoz, José Luis Urraca, que reitera su rechazo. «No es el lugar adecuado. Perderíamos una oportunidad única de concentrar servicios municipales en dos edificios distanciados pocos metros en la misma plaza Baldomero Iglesias, que sería lo mejor para los vecinos».
Su homólogo en el PP, Miguel Ángel Vargas, expresa de forma aún más clara su rechazo a este museo, que llega a tildar de capricho. «Esto es una ocurrencia y un capricho que además no genera ningún tipo de consenso. Genera rechazo. Si fuera sobre la Ganadería, la Industria o el Comercio... Todavía. Eso hubiera generado un consenso, pero esto no».
El portavoz de Vox, Roberto García Corona, no estaba en la sala hace tres años cuando se votó el Plan Turístico, así que reconoce asistir a la polémica con cierta distancia. Su opinión, sin ser de apoyo, es la más tibia: «Ya está metido dentro de las ayudas». Además, la ubicación le genera, como poco, dudas: «Creo que hay que pensar bien dónde se ubicará porque el edificio debería ser emblemático para la ciudad».
Sí estaba hace tres años Blanca Rosa Gómez Morante (Torrelavega Sí), una de las más críticas con la «falta de debate» que rodea a todo esto: «El mejor museo son los obradores; el resto es una polémica vacía y que solo defienden por la identidad personalista y de partido». Eso de que los obradores son el mejor museo lo piensa también Borja Peláez (IU-Podemos), otro portavoz que se opone a la idea. Sus razones: «Existen necesidades más importantes que un museo como este. Es un gasto innecesario; además, el hojaldre está a la vista en cualquier confitería».
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