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Bienvenida. El elfo, Sara, recibe a los visitantes. Juanjo Santamaría
Un espacio mágico en Torrelavega para los niños

Un espacio mágico en Torrelavega para los niños

La Fábrica de la Navidad en La Lechera, con todas las entradas vendidas, se ha convertido en un espectáculo que asombra y emociona a pequeños y a mayores

David Carrera

Torrelavega

Domingo, 5 de diciembre 2021, 07:47

El secretario real, el elfo de la bienvenida, la juguetería, el guardián de las cuadras reales, el maestro carbonero, el salón de la magia, la costurera real, la pastelera y hasta un rey mago son algunos de los personajes y espacios de La Fábrica de la Navidad, el espectáculo con el que Torrelavega ha dado el pistoletazo de salida a estas Navidades. Con todas las entradas ya vendidas, a los tres minutos de salir a la venta ya había en internet 32.000 localidades -cifras a la altura de los conciertos de grandes artistas como U2-, este pasaje de media hora recrea las estampas más típicas de la Navidad para hacer que los niños sientan la magia de estos días. A la entrada del montaje que durante estos días se escenifica en una de las naves de La Lechera les recibe el secretario real. Mauricio, que da vida a este personaje, explica que los niños «ya viene entregados pero en cuanto pasan por la puerta sienten algo especial y lo ves en sus caras». «Llegan con mucha expectación y a medida que avanza el recorrido es mayor, de entrada ya se les ve muy emocionados, y aunque parezca sorprendente se emocionan hasta los padres», señala.

La responsable del espectáculo, Vanessa Abascal, «un elfo más», como ella se define, recuerda que La Fábrica de la Navidad es un espectáculo para niños creado especialmente para Torrelavega. «Suficiente», asegura la responsable para «comprobar como salen de emocionados los niños». «Una fábrica mágica creada entera con productos reciclados. Desde el Ayuntamiento se apuesta por reutilizar y reciclar, alargar la vida de las cosas y usar materiales nobles», resalta.

El secretario real.Mauricio metido en la piel de ayudante, rodeado de cartas. Juanjo Santamaría

Elfos y juguetes

Después del secretario real, los visitantes se encuentran con el elfo de la bienvenida, Sara, que ya pregunta a los niños que tal se han portado durante el año. «Todos dicen que bien y se interesan sobre todo por Papá Noel y por los Reyes Magos, pero sobre todo por los regalos, que dónde están», apunta. También pasan por la habitación de un rey mago -que no vamos a desvelar cuál es- y que descansa en su habitación después de trabajar durante toda la noche. Siguiente parada, el elfo de los juguetes, una de las estancias más esperadas por los niños. Allí, Ale recibe a los pequeños visitantes que ven como sus peticiones se apuntan en una pizarra mientras escucha lo buenos que han sido durante el año. «Hasta los padres se animan y piden sus regalos», dice.

El recorrido llega a las cuadras reales, donde el paje de las cuadras les explica a los niños el cuidado que requieren los renos y los camellos de Papá Noel y de los Reyes Magos. Una parada en la que los visitantes tienen el honor de sentarse en el trineo de Santa Claus antes de llegar a los aposentos del maestro carbonero, Jorge, que reconoce que «esto no es lo que más les gusta, ven el carbón y se echan un poco para atrás, aunque tampoco está mal del todo porque así saben lo que hay para los que son un poco trastos».

En familia. Padres e hijas se fotografían a la entrada del montaje.

Y así avanza el itinerario hasta el salón de la magia, una biblioteca donde todo está al revés y donde la aprendiz de mago (Vera) enseña a los pequeños a disfrutar de los libros y de la lectura. En esta fábrica no puede faltar la costurera, Paola, a la que apenas se puede ver entre los trajes de Papá Noel, los Reyes, los pajes y los elfos porque «todos tienen que ir muy bien vestidos y cada uno con su sombrero». Y la última parada, la más dulce, la pastelería real, donde Sandra comenta con el público qué platos son los que más le gusta de la Navidad, mientras disfrutan de un chocolate y unos sobaos, cántabros, claro.

La magia de la Navidad en un pase de 30 minutos. María y Sara, dos vecinas de Polanco de seis años resumen la experiencia a la salida: «Lo que más nos ha gustado son los juguetes».

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