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La mordida ha ido ganando metros en los últimos cuatro años, «sobre todo desde las inundaciones de 2019». Cuando Maribel Martínez Hidalgo se pasea por la finca de la casa familiar, en la calle José María Cabañas de Torres -frente a la vivienda natal ... de quien fuera su tío, el ilustre poeta local José Luis Hidalgo-, no puede evitar recrear el lugar en el que antes, hasta entonces, estaban algunos árboles de la parcela. «Todo el costado del terreno no estaba abajo, en la orilla del río, sino arriba», sintetiza, indignada por el conflicto judicial a la que ella y sus parientes se han visto arrastrados desde entonces. ¿La razón? La falta de mantenimiento en una finca aledaña, junto al río Besaya, y cuya titularidad parece no estar clara entre las partes envueltas. «El Ayuntamiento de Torrelavega no sabía ni que era de ellos. Nuestra finca se hunde porque ellos no mantienen la suya», sostienen los vecinos, que de hecho ya han demandado al Consistorio por esta cuestión.
¿Qué dice la Administración? Por lo pronto todo lo contrario: que la finca no es suya sino de los parientes, al menos hasta que estos zanjen un trámite pendiente -la regularización de la herencia familiar- en el acuerdo al que ambos llegaron para la cesión de este suelo, en 2018. Entre tanto, litigios y 'tuya-mía' mediante, las lluvias más intensas y las riadas cada vez menos ocasionales siguen agravando los blandones de la parcela y también la estabilidad de la casa familiar, con cerca de un siglo de antigüedad y, desde entonces, también un «problema estructural» corroborado por una arquitecta.
Han pasado prácticamente más de dos años desde que la familia se armó jurídicamente para emprender la reclamación de responsabilidad patrimonial en la parcela de la polémica, con sendos escritos ante la Confederación Hidrográfica del Cantabrico, en marzo de 2019, y el Ayuntamiento, dos meses más tarde. El silencio administrativo de la Corporación viene exasperando a los demandantes desde entonces. «Nadie mueve un dedo», lamenta Martínez Hidalgo. Su firma es sólo una de las tres que, con ayuda de los hermanos, respaldan las reiteraciones de los descendientes hasta ahora, en 2020 incluso con un informe técnico.
Los denunciantes se hartaron de esperar al Consistorio en noviembre del año pasado, con la interposición el 22 de noviembre de un recurso contencioso administrativo ante los tribunales. Desde que fue admitido a trámite, la Justicia viene requiriendo la documentación municipal y la atención de la institución, que continúa actuando prácticamente por omisión. Tanto es así que, en febrero, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Santander se vio obligado a apercibir al municipio sobre posibles multas, de 300 a 1.200 euros.
Aún todo, la situación sigue siendo la misma. «Y así llevamos desde 2019», reitera Martínez Hidalgo, harta de no poder acercarse tranquila al margen de la finca y, menos aún, con un niño cerca. «Siempre se les ha dado facilidades, pero nos han dejado olvidados», lamenta, antes de exigir la construcción de un muro en la orilla del Besaya para contener las crecidas de agua.
Ese talud o lo que quiera que haya que construir junto al río seguirá esperando hasta que un juez determine la propiedad del terreno. Y si la familia se escuda en el artículo cuarto del pacto al que llegaron ambas partes en 2018 -en tiempos de José Manuel Cruz Viadero como alcalde de Torrelavega-, en el que el Ayuntamiento se obligó a «ejecutar un cierre vegetal», el Consistorio hace lo propio a través del quinto. En él, los Martínez Hidalgo se comprometieron a la «aceptación de herencia a efectos de poder inscribir a su nombre las fincas objeto del convenio».
El debate sobre ese limbo jurídico sigue retrasando la resolución del conflicto, pero los técnicos de la Administración lo ven meridianamente claro: «La transmisión de la propiedad no se ha producido y son sus propietarios los responsables de su mantenimiento». En otras palabras, y según el Ayuntamiento, el traslado de los terrenos jamás se formalizó. Todo sigue igual que hace cinco años. Entre tanto, el Besaya sigue comiendo un poco más de terreno, esperando a las grandes precipitaciones y, según lamenta la familia, haciendo mella no sólo en el suelo sino también en una casa con gran valor para los Martínez Hidalgo.
Hay algo que, para la familia, está por encima de cualquier discusión, al margen de la titularidad de la finca:«La situación de ruina y absoluto desamparo» en la que se encuentra la parcela, por un lado;y el «evidente peligro en el que se halla la finca colindante», por otro. Esas dos máximas, sumadas al peligro de «derrumbe por completo» que tiene el terreno si continúa la «pasividad» del Ayuntamiento de Torrelavega, centran las razones de la familia en su escrito al Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Santander.
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