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Los aplausos sonaron con fuerza y no faltaron los abrazos y las lágrimas. Torrelavega se rindió este jueves a la figura de Lorenzo Morante, referente en la defensa de las costumbres y tradiciones de Cantabria, director del emblemático Coro Ronda Garcilaso durante cuatro décadas. Morante ... falleció el año pasado, pero nadie le olvida, especialmente los amantes del folclore montañés y las principales agrupaciones de la capital del Besaya, que anoche se volcaron en el emotivo homenaje organizado en el Teatro Concha Espina por su coro y el Ayuntamiento. El recinto casi se llenó de público, como en las grandes ocasiones.
Además de los Garcilaso, en el reconocimiento actuaron el Grupo de Danzas Nuestra Señora de Covadonga, Coro Ronda Besaya, Sociedad Coral de Torrelavega, Coro Santa María de Solvay, Hermanos Cosío y Agrupación de Danzas Virgen de las Nieves. Al final, todos juntos entonaron el siempre emocionante Canto a Torrelavega, himno oficioso de la ciudad.
Mediado el acto, subieron al escenario la familia, las autoridades y los Garcilaso. Se proyectaron imágenes y un vídeo sobre la brillante trayectoria del protagonista: sus inicios, los conciertos, los viajes, las marzas, los villancicos, la Patrona de la ciudad, la de los músicos... . También hubo entrega de regalos a los tres hijos de Morante, entre ellos ramos de flores y un cuadro del prestigioso pintor taniego Pedro Sobrado, que mostró una vez más su generosidad.
En nombre de la familia intervino un hijo del homenajeado, Lorenzo Morante García, que agradeció la organización y el patrocinio del Consistorio, así como la participación de las principales agrupaciones locales, especialmente la de los Garcilaso «por su ilusión y trabajo desinteresado». «Estaremos siempre en deuda por ello», dijo. Morante García también tuvo palabras de recuerdo para los que «hoy no están con nosotros y que con tanto orgullo han divulgado nuestro folclore», entre ellos Julián Revuelta 'El Malvís', que falleció el pasado mes de enero tras sustituir a su padre al frente de la agrupación, una voz indiscutible de la tonada montañesa. «Solo deseo que el legado dejado por todos ellos sirva de ejemplo a las futuras generaciones, para que nuestro folclore montañés siga vivo», concluyó.
El alcalde, Javier López Estrada, indicó que Morante fue una persona «indiscutible» en la música popular cántabra. «Tenía un carácter y un liderazgo magníficos. Él y su familia se merecen este homenaje», afirmó, antes de anunciar que el Ayuntamiento le concederá el nombre de una calle, porque «triunfar es dejar un legado y una ciudad mejor».
La concejala de Cultura, Esther Vélez, señaló a El Diario Montañés que era un acto emotivo, entrañable y al mismo tiempo «de fiesta» para toda la familia del folclore y especialmente para los Garcilaso. «Es un momento emocionante –explicó– para recordar a una de las figuras más destacadas en la escena del folclore, que nos ha dejado un gran legado cultural. Además, me llena de orgullo que todas las agrupaciones se hayan implicado».
En el reconocimiento también participó «encantado» Luis Ángel Agüeros, consejero de Economía del Gobierno regional, porque se siente uno más entre los Garcilaso: «Lorenzo fue para mi como un padre musical. Fui integrante del coro durante 15 años, hasta que en 2023 lo dejé por la responsabilidad política. Durante muchos años fui el más joven y Lorenzo también confió en mi para que fuese el secretario. Canté en su funeral y lo hago cada vez que puedo. Él se lo merecía». Agüeros también tuvo un recuerdo especial para los que «hoy no pueden estar».
El vicepresidente segundo del Parlamento de Cantabria, Javier López Marcano, otro fiel seguidor de la agrupación, recordó que la banda sonora de su familia gira en torno a las canciones del magnífico coro y que Torrelavega es «la ciudad de los Garcilaso».
Lorenzo Morante falleció en marzo del año pasado, a los 85 años, 15 días después que su mujer, pérdidas de las que aún no se ha recuperado la familia. Dedicó su vida al impulso y la divulgación de las costumbres y tradiciones de Cantabria, y fue el alma de los Garcilaso durante cuatro décadas, tras suceder en la dirección del coro a otro icono del folclore montañés, Pepín del Río.
Cada martes y viernes ensayaba con sus compañeros, a los que trataba con cariño y buen talante, de manera cómplice. Aportó su propio estilo y contribuyó a engrandecer el repertorio coral de la región. Además de las tareas de dirección, llevó durante mucho tiempo todo el peso de la agrupación, desde la organización de los viajes a los asuntos de oficina, pero nunca se quejó, trabajando de forma ejemplar y desinteresada. Recto y al mismo tiempo flexible, sencillo, generoso e infatigable, Lorenzo Morante dejó una huella imborrable.
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