El Gobierno descarta ahora instalar una escala salmonera por las crecidas del Saja-Besaya

Fuentes del departamento que dirige Pablo Palencia han explicado a El Diario Montañés que en 2015 se detectó una población incipiente de salmones que no podían remontar el río para desovar por el salto del azud. Con el fin de facilitar el remonte de los peces, se redactó el proyecto para instalar la escala, que incluía una estación de control de peces migradores.

El 5 de marzo de 2019, el entonces consejero del área, Jesús Oria, autorizó la ejecución de la obra a través de la empresa pública Tragsa, siendo la inversión de 279.291 euros y el plazo de ejecución de cinco meses. Los trabajos comenzaron en junio, realizándose el camino de acceso a la zona del cauce en la que se iba a instalar la escala.

Sin embargo, el 31 de julio de aquel mismo año, Tragsa solicitó la suspensión temporal de la obra debido a la existencia de una conducción de agua a presión de Sniace sobre la que era necesario intervenir y hasta que la empresa paralizase el suministro. Fue entonces cuando los trabajos quedaron paralizados.

El 26 de febrero de 2020, Sniace informó a la Consejería que estaba llevando a cabo la parada de todas sus actividades productivas -la compañía entró en proceso de liquidación-, por lo que no veía inconveniente en que se reanudase la obra de la escala salmonera. No obstante, era invierno y no se daban las condiciones para continuar con los trabajos por los altos caudales del río en esa época.

Según la Consejería, a ello se une también que Sniace había solicitado a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico la concesión de agua para aprovechamiento hidroeléctrico en el azud de La Lechera, por lo que «será el futuro titular de la instalación el obligado a instalar los dispositivos de franqueo necesarios para las migraciones de las especies piscícolas».

La obra de la escala incluía la puesta en marcha del primer sistema de conteo de peces en Cantabria. El salto en el cauce del Saja-Besaya está situado a la altura de Sniace y dificulta el acceso de truchas, reos y especialmente salmones a la zona de freza, situada aguas arriba del azud, dado que entonces solo era franqueable con caudales altos.

La escala salmonera iba a tener artesas provistas de escotaduras verticales que, según los técnicos, responderían muy bien a las oscilaciones del nivel y funcionarían correctamente con caudales medios y altos. Se iba a ubicar junto a la vena de flujo más próxima a la orilla izquierda. Para salvar los más de dos metros de desnivel, dispondría de ocho artesas o vasos con siete saltos y otra artesa final en la parte superior que funcionaría como capturadero y contador de peces.

Antonio Lucio, entonces director general de Biodiversidad, explicó a este periódico hace cuatro años que los trabajos para instalar la escala salmonera se dividían en dos partes, los que se hacían «en seco» (desbrozar, preparar los apoyos de la escala en la orilla...) y los que se tenían que ejecutar en época de estiaje porque se realizaban en el agua. Los primeros se llevaron a cabo «sin ningún problema», pero aquel verano no se pudo acometer la actuación en el río porque «Sniace advirtió de que se veían afectadas tuberías que sirven de abastecimiento de agua a la fábrica». La dirección de la empresa y Lucio pactaron a finales de 2019 que la segunda y última fase de la obra se ejecutaría al año siguiente, pero la empresa entró en proceso de liquidación.