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El Gobierno de Cantabria autorizó este jueves, en su reunión semanal, el inicio de los trámites para la contratación de las obras de climatización de las plantas de hospitalización de Sierrallana, con un presupuesto de 654.735 euros. El objetivo es poner fin a las ... altas temperaturas que sufre el centro sanitario en verano y que dieron lugar a numerosas protestas el pasado mes de julio. Según el vicepresidente del Ejecutivo, Pablo Zuloaga, está previsto para este mes de marzo la licitación de estas obras, que podrían comenzar en mayo para estar concluidas el próximo verano.
Además, Zuloaga ha señalado que estos trabajos, que tendrán como escenario las plantas 1, 2 y 3 de los bloques A, B y C, se realizarán sin necesidad de cerrar ninguna unidad del hospital comarcal, inaugurado en 1994.
Si no hay contratiempos, los termómetros de Sierrallana no deberían volver a marcar temperaturas de hasta 40 grados. La Consejería de Sanidad tiene preparado el plan de refrigeración, un sistema basado en enfriadoras de aire y que, tras el proceso de licitación y un plazo de ejecución de unos tres meses, logrará rebajar el bochorno que desde hace años distingue a todo el núcleo de hospitalización -Urgencias, Radiología, Anatomía Patológica y Rehabilitación-. Ese calor extremo con el que desde hace años lidian trabajadores y pacientes, un mal endémico de Sierrallana desde hace años, debería ser agua pasada antes de que el sol vuelva a azotar Torrelavega este verano.
Ahora hace mucho frío y cuesta recordar aquellas escenas, pero el termómetro llegó a marcar 43 grados en el hospital a mediados del pasado mes de julio. El 'efecto lupa' provocado por todas las ventanas orientadas al sur viene siendo no una simple molestia sino un problema grave desde que echó a andar hace casi tres décadas.
Por aquel entonces, la climatización prevista para muchas instalaciones sanitarias del norte de España se reducía a la lucha contra el frío del invierno. La batalla en verano se reducía a la «introducción de aire desde el exterior», como reconoce el gerente del hospital, Pedro Herce, tan consciente de esta dolencia «histórica» como también de una pandemia y una presión hospitalaria que, desde marzo de 2020 hasta hace poco, obligaron a priorizar la atención sanitaria por encima de todo. La refrigeración de los núcleos pendientes ya es una batalla mucho más asumible para el día a día del hospital: «Esperamos que antes del próximo verano ya estemos en disposición de poder tener unas temperaturas mucho más confortables».
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