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El regreso a las rutinas previas a la pandemia que, poco a poco, ordenan los municipios como Torrelavega está llegando demasiado pronto a ojos del ... tejido hostelero. Los bares, restaurantes y establecimientos con mesas al aire libre que, entre otros, encarnan la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC), se acogen a los datos para argumentar que la misma incidencia que hace un año justificaba la concesión de unos metros extra a sus terrazas sigue arrojando datos demasiado elevados como para poner fin a esa excepcionalidad. El número de contagios -809 casos notificados sólo la semana pasada-, los visos de una octava ola marcada por la última variante de Ómicron (BA.5) y las tendencias de un cliente cada vez más cerca de la calle que del interior de los locales rigen las alegaciones presentadas por el colectivo sectorial contra este regreso a las viejas rutinas, más acelerado que nunca en las últimas semanas. Según la AEHC, «con prisas». En Torrelavega, esa 'vuelta a 2019' se traducirá tanto en la aplicación de la ordenanza previa a la crisis sanitaria como en una resolución de Alcaldía orientada a prohibir esa 'invasión' del espacio público, a partir de entonces deslegitimada.
El consumo al aire libre y la distancia interpersonal de metro y medio siguen siendo un activo demasiado importante para los negocios y unos clientes con mayor predilección que nunca por las mesas al exterior, más ahora en esta época del año. Puede que la gravedad de la enésima variante del coronavirus haya quedado mitigada por el éxito de la vacunación y los cambios en el conteo de casos -ahora limitado a mayores de 60 años-, pero las razones que motivaron la ampliación de las terrazas siguen estando «muy presentes» a ojos del tejido hostelero.
200 terrazas son susceptibles del regreso a la ordenanza previa que publicará el Ayuntamiento.
De ahí su intención de defender cada metro de sus terrazas. «Es una necesidad», pondera el abogado de la entidad, Jesús Vélez, sorprendido ante el «cambio de criterio» que, pese al número de contagios, vienen revelando las administraciones de la comunidad autónoma en las últimas semanas. «Con el mismo razonamiento llegan a conclusiones distintas», señala.
Hace un año eran los políticos los que, para acelerar o frenar el regreso a las viejas rutinas, se acogían a los contagios por coronavirus antes de hacer públicas sus decisiones; hoy, sin embargo, son los hosteleros los que defienden su gran caballo de batalla, las terrazas, a partir de estas cifras. «La situación del covid no ha terminado. Sigue obligando a que las relaciones humanas se desarrollen en el exterior. El riesgo sigue estando ahí y, con él, los motivos para que este uso del espacio público siga existiendo», declara el jurista de la Asociación de Hostelería, antes de insistir en la «alta demanda» que estas sillas generan entre el conjunto de la población y corregir la lectura «incorrecta» que las administraciones están haciendo de la situación.
Otra de las ideas que los miembros de este colectivo profesional tratan de matizar es esa concepción exclusiva de las terrazas como un 'salvavidas' que se arrojó de buena voluntad desde los ayuntamientos. Esa interpretación «cerrada» deja fuera a los grandes favorecidos, como pasan a explicar a continuación.
Porque si alguien se benefició de la expansión de estos espacios es «la ciudadanía», como subrayan desde Hostelería. Los miedos y cambios de percepción que el covid trajo consigo no sólo han derivado en un consumo más ligado al aire libre sino en unas tendencias que han venido para quedarse. Periodo estival al margen, las terrazas se han convertido en un elemento clave para atraer a la clientela más preocupada por el riesgo de contagio. «La concesión de estos espacios es al publico, que es quien los usa. No fue un favor», subrayan desde la agrupación sectorial, consciente de la delicada situación que, en general, vive el comercio de la capital del Besaya desde hace muchos años.
Para algunos de estos locales, supervivientes de una cadena de confinamientos, cierre de interiores y toques de queda a lo largo de dos años, ahora, más que nunca, cada cliente que se sienta en una silla al sol es un motivo para abrir el negocio al día siguiente. De ahí ese carácter «necesario» del que hablan en la AEHC cuando las terrazas salen a colación. Hoy, más de dos años después del inicio de aquella odisea, los bares y restaurantes de la capital del Besaya encaran al fin un verano en el que poder trabajar con «cierta normalidad».
Entre tanto, el Ayuntamiento de Torrelavega ultima la elaboración de una resolución de Alcaldía llamada a limitar las terrazas a su estado original. La argumentación que esgrime Hostelería, basada en la incidencia del virus, no basta al equipo de gobierno, que concedió la excepcionalidad durante un periodo en el que el interior de los bares y restaurantes no estaba abierto al público. Una vez se publique este documento, el uso de los espacios al aire libre volverá a su ser y los establecimientos tendrán que recortar su actividad a los metros que ajusta la anterior ordenanza.
Diseñado junto a la Concejalía de Economía, Hacienda, Industria y Seguridad de Pedro Pérez Noriega, este reglamento expedido por Javier López Estrada se propone reajustar de manera definitiva la utilización de las calles en cerca de 200 terrazas dispersas por toda la ciudad. ¿Cuáles son? Todas aquellas que, durante la crisis sanitaria, gozaron de un permiso para añadir más filas de mesas o ampliar su espacio de actividad.
Según la Asociación de Hostelería
Uno de los términos que la Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria se empeña en desmentir es el de la 'invasión' del espacio público, uno de los más utilizados por las administraciones para describir la relación actual de los negocios con las calles que ocupan. El abogado de la entidad, Jesús Vélez, niega la mayor y hace referencia a la demanda de la que gozan estos espacios. «No existe una invasión, es el ciudadano el que quiere consumir fuera. Es un movimiento de la sociedad y no de la hostelería. Después de estos dos años, es muy humano querer estar en el exterior», subraya.
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Ana del Castillo
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