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José Ruiz besa con la mascarilla puesta a su mujer Ana María Machín, en la puerta del Hospital Sierrallana. DM

Un policía y una celadora: el amor de dos esenciales

El agente José Ruiz llevó un ramo de flores el día de su jubilación a su mujer, Ana María Machín, para rendirle homenaje por su labor en el hospital Sierrallana, una romántica escena con Rozalén a todo volumen

Ana del Castillo

Santander

Viernes, 24 de abril 2020, 13:49

Cuando salga de esta, iré corriendo a buscarte. Te diré, con los ojos, lo mucho que te echo de menos. Guardaré en un tarrito todos los abrazos, los besos. Para cuando se amarre en el alma la pena y el miedo.

'Aves enjauladas'. Rozalén.

A José Ruiz, que mañana cumple 60, le cuesta hablar sin emocionarse. Tras 34 años de servicio en la Policía Local de Torrelavega, quiso dedicar su último día de trabajo a su mujer, Ana María Machín, celadora en las urgencias del Hospital Sierrallana, y a todos los sanitarios que trabajan a destajo desde que el Covid-19 entró en Cantabria. Así que el pasado lunes, 20 de abril, cogió un ramo de flores y, acompañado por cinco patrullas de la Policía Local, se fue hasta la puerta del centro hospitalario para besar a su mujer. «Desde el primer día bomberos, policía y militares han venido a aplaudir y se me saltan las lágrimas cada vez que lo hacen. No sabéis la fuerza que da. Y el colofón fue ver a mi marido con el ramo de flores. No puedo ver el vídeo porque lloro. No lo olvidaré mientras viva», cuenta Ana al otro lado del teléfono.

José quiere explicar lo difícil que ha sido jubilarse y despedirse de sus compañeros y de su trabajo en estos momentos tan complicados, pero el nudo en la garganta no se lo permite, así que es su mujer la que toma la palabra: «Para nosotros ha sido muy duro. El trabajo en el hospital ha sido terrible y los dos hemos llegado a casa psicológicamente muy mal. No había forma de distraerse. La suerte es que nos hemos tenido el uno al otro». «Es un poco todo. Se me ha juntado un cúmulo de emociones. La jubilación y el querer y no poder ayudar a mis compañeros porque mi mujer trabaja en el hospital y era un riesgo», consigue decir el policía.

Llevan juntos desde el instituto, se casaron hace 40 años, tienen dos hijos y dos nietos y «desde que me regaló el ramo de flores le quiero aún más», bromea Ana. Por el tono de su voz se presiente que lo necesitaba, que ha sido un bálsamo entre tanto sufrimiento. «Nos hace falta un empujón porque hay días que es muy duro ir a trabajar porque ves mucho sufrimiento. Hay enfermos que se quedan solos muy malitos en una habitación y sus familiares no pueden estar con ellos. Vemos situaciones terroríficas. Fallecen sin tener a nadie al lado. Lo oímos en la televisión, pero vivirlo es desgarrador».

De fondo, Rozalén

José, que conoce mejor que nadie a su mujer, sabía que últimamente había estado escuchando la nueva canción de la artista Rozalén, 'Aves enjauladas', porque la admira y porque la letra «refleja muy bien toda la situación que estamos atravesando». Por eso cuando el lunes pasado acudió al hospital a darle la sorpresa, lo hizo acompañado de la música de la cantante de Albacete. Pinchó el tema y lo hizo sonar por el altavoz del coche patrulla a todo volumen para que todos los sanitarios lo pudieran escuchar y rendirles también a ellos el merecido homenaje.

Este policía ya jubilado, que ha dedicado su vida profesional a velar por la seguridad de los ciudadanos de Torrelavega, sobre todo en la zona de copas, empleará ahora su tiempo en recibir con los brazos abiertos a su mujer cada vez que llegue a casa de otra terrible jornada en el hospital y también en continuar con su labor como árbitro de fútbol sala y como miembro de la asociación Apemev, dedicada a la educación vial, de la que ambos forman parte.

El lunes, José también regaló a su mujer la gorra con la que ha estado trabajando tantos años. En ella se podía leer la palabra GRACIAS.

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