Un joven solvente que hace equipo

Su objetivo durante la campaña lo dejó claro: «Ganar y gobernar» en la segunda ciudad de Cantabria, porque considera al PP como la única alternativa a «más de lo mismo». Dice que es una persona que intenta marcar las prioridades. Primero se centró en su formación y después en su profesión. Una vez conseguidas ambas, decidió entrar en la primera línea política porque le ilusiona hacer cosas para mejorar la vida de la gente. Eso sí, siempre con los pies en el suelo: le gusta repetir que es un torrelaveguense más, con su padre trabajando en una fábrica y su madre como autónoma.

Tras terminar la carrera universitaria, compatibilizó el estudio de la oposición, el trabajo y su labor de concejal, así que ni se acuerda de lo que son ratos libres. Además, también echó una mano en el cuidado de su abuelo materno –sufrió un ictus– hasta que falleció. Porque Miguel Ángel Vargas tiene como eje fundamental de su vida a su familia, especialmente sus padres y sus dos hermanos.

Se define como una persona sencilla, humilde y muy sincera. Afirma que, aunque los políticos tienen mala fama, él dice la verdad. También asegura que es muy previsible y que deja pocas cosas a la improvisación. Prefiere el orden. Le gusta el fútbol y escuchar música, pero sin profundizar mucho. La política la ve como algo provisional y una herramienta para contribuir a hacer cosas buenas por la gente que le rodea, por la ciudad que le vio nacer, en la que vive y que desea avance.

Presume de conocer bien los problemas de los vecinos y quiere que la ciudad salga adelante. Algunos le ven muy joven, pero otros, la mayoría, entienden que es algo positivo, porque consideran que puede aportar fuerza y nuevas ideas. Él cree que está preparado para afrontar el reto.

En 2019 ocupó el número 3 en la lista y cuatro años después la ha liderado con éxito. Presume de que fueron sus compañeros del Comité Local, que también preside, los que impulsaron su candidatura. Sustituyó a Marta Fernández-Teijeiro y él mismo le comunicó el cambio. No fue agradable, ha confesado, aunque asegura que se antecesora lo entendió «desde el minuto uno».

Sobre la situación interna del partido en Torrelavega, dividido en los últimos años, ha asegurado que le gustan las críticas internas, siempre que sean constructivas. Cree que es algo que debe ser compatible con un ambiente de trabajo sano. El partido vivió su particular guerra civil y en Torrelavega se quedaron sin estructura interna. Ahora la situación es más favorable para iniciar una nueva etapa. Vargas reconoce que no están en el mejor momento, pero considera es el punto de partida para lograrlo en los próximos años.

En 2019 tan solo consiguieron 5 concejales de 25 en unas elecciones que fueron cruciales por la situación del partido. Fue cuando más división tuvieron y él es el primero que lo admite. Dado que eso se ha venido reconduciendo, nunca pensó que era desorbitado marcarse el objetivo de ganar y gobernar. Ya habían ganado las elecciones municipales en Torrelavega en dos ocasiones en los últimos doce años (2011 y 2015). Siempre ha dicho que el PP es un partido de gobierno que ha presentado un equipo serio y comprometido. Además, el líder popular ha hecho hincapié en el hartazgo de la gente, cansada de ver «parada» a la ciudad. A su juicio, se daba la combinación perfecta para que el PP, como única alternativa, volviese a ganar.

Respeto a la moción de censura que aupó al poder a socialistas y regionalistas en 2014, arrebatando la Alcaldía al primer alcalde popular, Ildefonso Calderón, Vargas considera que son ellos, PSOE y PRC, los que tienen una cuenta pendiente con la ciudad. Según él, cuando vieron que el PP, con un Gobierno en minoría, impulsaba «grandes proyectos transformadores» para la ciudad, se sintieron amenazados y presentaron la moción de censura. El líder popular considera que desde entonces, lo único que han hecho es «mal acabar aquellos proyectos y no plantear nuevas mejoras. La ciudad sigue igual».

A Vargas también le gusta ser crítico. Considera que ellos podrían haber aportado algo más desde la oposición. Del equipo de gobierno dice que ha gestionado 200 millones de fondos propios y no hay ni un solo proyecto transformador en marcha. Respecto al futuro más próximo, advierte que no hay varitas mágicas. Asegura que una ciudad anclada en el tono gris no se cambia en cuatro años, pero señala que se pueden sentar las bases e iniciar proyectos.

Él plantea hacer un diagnóstico de los problemas y buscar soluciones. Lo primero: desbloquear la situación industrial, dar salida al suelo productivo. Dice que es vital que vengan nuevas empresas y para ello considera clave el apoyo de los gobiernos de Cantabria y España. Apuesta por un plan de reindustrialización. También quiere llevar a cabo un plan del comercio ambicioso, sin más parches. Otro tanto desea hacer con su «revolución» fiscal, para ayudar a las familias y al comercio. Quiere más bonificaciones y rebajar el IBI para que la gente pueda llegar mejor a final de mes.