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En 2022 se cumplen 100 años desde que Torrelavega vivió una de sus mayores alegría. A cientos de vecinos de la ciudad y su comarca les tocó el segundo premio de la Lotería de Navidad, una lluvia de millones que, en la mayoría de los casos, cambió sus vidas. La farmacia que repartió la suerte, regentada por Antonio Ceballos y José Cobo, conocido popularmente como 'Pepe el de la Botica', celebra esta semana su particular centenario.
«Aquel año se inauguró la botica, tocó la Lotería y nació mi padre, todo buenas noticias para la familia», recuerda Pilar Ceballos, nieta de Antonio. Estos días rinde en su perfil de Facebook, con fotografías y diversa documentación, su particular homenaje a aquella farmacia, en la que trabajó feliz durante tres décadas. Esta semana, concretamente el 3 de febrero, festividad de San Blas, esa botica, ahora situada en la calle Barón de Peramola, ha alcanzado su particular centenario y lo ha hecho con un nuevo propietario, Javier Lombilla.
Según las crónicas de la época, el número 18.689 fue agraciado con el segundo premio de la Lotería de Navidad y dejó en Torrelavega cerca de diez millones de pesetas. El dinero quedó muy repartido en participaciones de una y cinco pesetas, y la fiesta se celebró por todo lo alto, con lanzamiento de cohetes incluido.
Pilar Ceballos | Nieta del farmaéutico
Raquel Bretones | Nieta del farmaéutico
No era para menos. Pilar y su prima Raquel Bretones reconocen que a su familia también le cambió la vida. A los dueños de la farmacia les tocaron 95.000 duros a cada uno (4 75.000 pesetas), una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que en aquella época el jornal medio de un bracero era de 4 pesetas y un letrado asesor del Ayuntamiento ganaba mil al año.
«Nuestros padres nacieron en un piso frente a la farmacia -explican- y después la familia se hizo un chalet en la calle Joaquín Cayón, que es donde nacimos nosotras». Dicen que su abuelo y su socio eran «buena gente» y el segundo «especialmente simpático», por lo que no faltan anécdotas que recordar: «A una señora que trabajaba en casa la dieron una participación de una peseta y con las 5.000 que le correspondieron arregló una casa y se compró una vaca. A otra señora que venía de Villapresente quejosa porque era clienta habitual y no la había tocado, Pepe la pidió una peseta y la regaló una participación».
La farmacia siguió vendiendo lotería «toda la vida», pero la suerte no volvió a sonreír. «Casi no tocaba ni la devolución, pero la gente seguía comprando y recordando que un día les había tocado a ellos, a sus padres o a sus abuelos», recuerda con cariño Pilar, ya jubilada.
El diario El Día destacaba en su crónica que habían sido más de 600 los vecinos de Torrelavega y su comarca afortunados con el segundo premio y que el número había sido adquirido en Madrid por Alfredo F. de Velarde, primo de Antonio Ceballos. «Con la velocidad a la que ascendieron al aire los primeros cohetes disparados desde la farmacia agraciada, se extendió la buena nueva por todas las calles y casas de la ciudad, y al cuarto de hora era inmenso el júbilo que por todas partes bullía», destacaba el corresponsal de la zona. «A mí me han correspondido mil duros, a mi dos mil, a mi cinco mi, a mi treinta mil, se oía decir por todas partes», añadía El Día.
El semanario El Impulsor, de Torrelavega, también lo detallaba con el estilo de la época: «Nosotros estamos contentísimos y no crean los queridos lectores que nuestras alegrías son por ser unos favorecidos; a pesar de haberse hecho talonarios en nuestros talleres, ni una peseta llevamos de tan simpático número. Nuestra alegría es grande porque los agraciados son en su mayoría empleados, comerciantes, obreros, labriegos, criadas, recadistas...». «Nunca se había visto en esta ciudad -agregaba El Impulsor- lotería tan repartida. Una bendición, decían muchas mujerucas que al saber que tenían mil o dos mil duros en aquellos papelucos, no podían ocultar su emoción. Reciban todos los agraciados la más cordial enhorabuena y principalmente nuestros queridísimos amigos, el culto farmacéutico don Antonio Ceballos y el simpático y más que nunca famoso 'Pepe el de la Botica', socios en su importante negocio, que cuentan en su haber con 95.000 duros. Salud para disfrutarlo, queridos amigos, y otra vez no me dejéis sin algo».
No se recuerda en Torrelavega que la lotería haya provocado una alegría tan grande como aquella de hace un siglo. Ni siquiera cuando el primer premio ha dejado algún pellizco, como ocurrió por última vez en 2020, cuando se inició la pandemia que aún continúa. El número 72897, agraciado con el Gordo, dejó dos millones de euros en la ciudad. Un vecino del Barrio Covadonga que trabaja en Bilbao, compró en la capital vizcaína cinco décimos para unos amigos. La suerte en Cantabria se completó en ese sorteo con parte de dos quintos premios, una serie de diez (60.000 euros) vendidos en el centro de Torrelavega y otro décimo (6.000 euros) que se compró en una administración de Reinosa.
José Luis Belmonte, más conocido como 'Cheloko', era hace dos años uno de los vecinos más felices de Torrelavega: los cinco décimos que había comprado en Bilbao dejaron en la popular barriada torrelaveguense dos millones de euros (400.000 por cada décimo). Luisa e Igor, propietarios del bar Maxi, en el Barrio Covadonga, con su décimo «ya en el banco», aseguraban que estaban viviendo un sueño «después de un año tan complicado» y adelantaban que el dinero serviría para «pagar facturas del bar en un año marcado por la pandemia y las restricciones».
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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