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Torrelavega se queda sin otro negocio familiar con solera. Lumarca cierra sus puertas y da paso a un supermercado (Lupa) tras más de medio siglo como referente del motor. Una buena oferta económica -que no han querido desvelar- y la incertidumbre ante los cambios ... sustanciales que se avecinan en el sector por la llegada de la electrificación han llevado a los propietarios, los hermanos Santiago y Magdalena Llera Puente, a optar por un merecido descanso tras una dilatada trayectoria profesional. Además, se van contentos por ceder el testigo a una empresa puntera de alimentación que están seguros generará «riqueza y más puestos de trabajo» en un lugar estratégico de la capital del Besaya.
Lumarca fue fundada en 1970 por su padre, Santiago Llera Mora, fallecido hace seis años. Su primera sede estaba situada en la céntrica calle Marqués de Santillana y entonces trabajaba con autobuses y talleres, siempre vinculados al vehículo industrial ligero y la marca Mercedes-Benz. «Comencé con 15 años, trabajando por el día y estudiando por la noche. Luchando muchísimo», recuerda Magdalena.
Siete años después, Lumarca se trasladó a la Avenida de Palencia, su actual ubicación, y no paró de crecer, sobre todo tras la incorporación del hermano de Magdalena, para el que sólo tiene elogios: «Santiago venía de estudiar Empresariales y con muchas ganas de trabajar. Le dio a la empresa un auge terrible porque ha sido siempre un buen vendedor, uno de los mejores de España».
La familia compró fincas en el entorno para habilitar almacenes, cabinas de pintura, lavaderos, aparcamientos... Pero no todo fueron momentos de pujanza. Las crisis también dejaron una profunda huella: «La del 94 fue fuerte, dura para el sector, y que decir de la de 2008, de la que muchos no se han recuperado».
Lumarca sobrevivió porque era una empresa familiar y «todos arrimábamos el hombro». Y en el momento de la despedida, Santiago y Magdalena no se olvidan de sus trabajadores, que llegaron a ser una docena: «Hemos tenido una buena plantilla. Algunos empezaron con mi padre y se jubilaron con nosotros». Santiago recuerda que el apostar por el vehículo usado hace tres décadas fue clave, porque «nos especializamos, no había mucha competencia y nos convertimos en un referente».
n la hora del adiós, otro hecho también ha sido decisivo: «Por fin conseguimos comprar otra finca y desarrollar urbanísticamente toda la parcela. Miramos las ofertas que nos habían hecho, echamos números y decidimos que era el momento de irnos a descansar». Además, el acuerdo con Lupa es de alquiler, por los que los hermanos Llera Puente conservarán su patrimonio. Si no hay contratiempos, las obras comenzarán en breve y el supermercado abrirá dentro de un año, sobre una superficie de 4.200 metros cuadrados.
«Hemos completado un ciclo. Nos vamos satisfechos y el grupo Semark, al que pertenece Lupa, tiene mucha ilusión. Espero que les vaya bien», afirma Santiago. Y Magdalena está de acuerdo: «Hemos hecho lo que hemos podido honradamente y ya está. Nos tocaba descansar; yo he trabajado 44 años. Era el momento».
Y una confesión final de Santiago que explica también el final de Lumarca tras más de 50 años de trayectoria: «Se avecinan cambios sustanciales en el sector por la electrificación de los vehículos, como formar a los empleados, meter gente joven... y para eso ya no nos da tiempo».
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