Medio siglo de trabajo con la discapacidad

La presidenta de la Fundación Asilo, Mercedes Izárraga López-Pisano, conocida en la ciudad como Merche Pisano, explica que debido a la situación sanitaria «no podemos celebrar este aniversario como quisiéramos pero debemos ser responsables, lo que no impide que este martes los chicos puedan disfrutar de un menú 'a la carta' y les vamos a servir para comer lo que ellos han pedido». Se trata de un acto «sencillo y modesto» con el que la Fundación Asilo San José y la dirección del centro quieren celebrar los 50 años del colegio con los alumnos y los trabajadores que «son los protagonistas de este medio siglo de historia». Merche Pisano muestra su satisfacción porque «nos hemos convertido en un centro referente» y confía en que la situación motivada por el covid mejore en los próximos meses para que durante el mes de mayo, allá por la festividad de San Fernando, «podamos celebrar los 50 años de la fundación del colegio».

Asimismo, el director del centro, Francisco Linares, califica como una auténtica «revolución» la labor iniciada hace medio siglo por la Fundación Asilo al frente del colegio Fernando Arce y que «gracias al esfuerzo de las familias y de los profesionales del centro se ha logrado que hoy sea una referencia en lo que se refiere a inclusión social e incluso laboral». «En el centro tenemos personas con discapacidad intelectual que tienen un trabajo, pareja e hijos», apunta. Para Linares, supone un motivo de orgullo poder celebrar estos 50 años de aprendizaje en los que a su juicio han sido claves dos factores: los avances en el ámbito de la salud y la medicina, y por otro lado, la educación, «lo que nos ha permitido que por ejemplo a día de hoy tengamos en el centro a una persona con 74 años, algo impensable cuando empezamos».

El Centro Fernando Arce, perteneciente a la Fundación Asilo fue pionero en Cantabria, cuando en 1971, esta institución, entonces presidida por Teodosio Herrera, quien fuera párroco de la ciudad, vio la necesidad de crear un centro para atender a los niños y jóvenes con discapacidad. La idea fue inspirada por el puericultor Alejandro Palacio Poveda quien encontró en Monseñor Herrera la sensibilidad necesaria para poner en marcha un proyecto que actualmente es referencia. Las limitaciones impuestas por el coronavirus han impedido celebrar la efemérides con otro tipo de actos, por lo que se limitó este martes a un almuerzo conmemorativo en el mismo centro, en el que estuvieron los alumnos estuvieron acompañados por la presidenta de la Fundación y todos los educadores.

Desde el año 1971 hasta ahora la evolución del centro ha sido evidente, no solo por los cambios que naturalmente produce el tiempo en el alumnado, profesionales y familias, sino por las soluciones y la modernización tanto en la enseñanza como en las instalaciones y medios que, día a día, se han ido aportando, a las situaciones y necesidades nuevas. Es entonces cuando gracias a la gestión de quien sucediera a Teodosio Herrera en la presidencia, Luis López Ormazábal, se produjo la ampliación del centro.

Además, una de las características que hacen único a este centro es la dedicación de los profesionales, en estrecha colaboración con las familias, para sacar adelante propuestas pedagógicas individualizadas, que se ajustan a las necesidades reales de cada alumno.