Torrelavega, paraíso de las antigüedades este fin de semana

Es un toro de bronce de unos 200 años de antigüedad, una pieza única y creada para proteger al pueblo mossi de Burkina Faso. Acariciarlo da buena suerte o, mejor dicho, espanta la mala. Si le interesa, lo tiene a tres mil euros hasta el domingo, en el Mercado de Ganados de Torrelavega. Es una de las piezas favoritas de Mamadou Diop, uno de los cerca de cien expositores que, hasta el domingo, transforman el Ferial en un escaparate lleno de artículos y mil historias. Mueblería, decoración, arte, curiosidades, juguetes, armas de época… De todo y de todas partes. Basta hablar con Mamadou, por ejemplo, que trae todo tipo de Maravillas de África –así se llama su negocio– desde el municipio de Vélez (Málaga); o con Juan Bautista, al otro lado del recinto, que acercó desde sus almacenes en Valderas (León) unos marcos del siglo XVII valorados en dos mil euros. Hay cientos de miles de euros expuestos entre una cosa y otra.

También tiene la tienda a su nombre Valentí Agut, de Porrera (Tarragona), que no ha faltado en las 25 ediciones de esta feria de antigüedades de Torrelavega. Él, por ejemplo, tiene unas ollas de barro preciosas, fabricadas en Manresa (Barcelona) hace unos doscientos años. Tiene de todo. Y mientras su hija, Marina, le ayuda orientando a los curiosos sobre mil dudas sobre precios, orígenes y anécdotas, Valentí explicaba por qué había tanta gente desde las once y pico de la mañana en el Ferial de Ganados: «Es una feria de un público muy fiel. Muy visitada y de las mejores».

A veinte metros de ahí, Rocío Pazos, de Pablocompraventa (La Coruña), corrobora esta tesis. «Torrelavega es una de las mejores ferias de España y de todo el año. Los que nos dedicamos a esto siempre reservamos cosas para este evento. Lo esperamos durante todo el año», ponderaba este viernes, sin perder mucho tiempo antes de volver con Pablo y atender a las olas de clientes.

Si han pasado por ahí, lo han podido ver. El Mercado de Ganados estaba a reventar por la mañana. La Feria de Desembalaje recae en la ciudad desde hace un cuarto de siglo, pero las bodas de plata le han sentado bien a esta cita organizada en colaboración con el Consistorio. Ya desde antes de la inauguración a las once y media, los cuadros, las vírgenes, los relojes omega, los carteles de conciertos y las dagas medievales tenían miles de ojos encima.

Son sólo unos ejemplos. Una virgen mexicana de 1740, tallas y muebles antiquísimos, un faro de la Renfe de hace un siglo, un Cristo yacente con la dolorosa en una sola pieza de 90 kilos… No todas encuentran nuevo dueño, pero sus propietarios, expositores que llevan décadas dando vueltas por España y con un ritmo de vida que podría resumirse en «doce meses, doce ferias», tiene olfato para esto y notan rápido cuándo están ante un buen público. «Una feria buena y con buenos compradores», decía Meri Barrillado, de Espiralantic (Lleida); «es un público bueno y comprador», le seguía Antonio Losada, de Fuente El Tejar (Toledo).

A eso se ha referido el promotor del evento, Josep María Camps, cuando habló de la evolución de esta cita hasta convertirse en un «referente del mercado». Los más de 16.000 visitantes de otros años, sus puestos de España, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Portugal o su impacto económico en la ciudad «de más de 8,6 millones» también cargan de optimismo al alcalde, Javier López Estrada, agradecido a una cita que «posiciona a Torrelavega en el itinerario más importante de ferias de desembalaje de España». Pueden acercarse y entrar, por 6 euros en taquilla y 5 por internet –desembajalecantabria.com–, en horario de 11.00 a 21.00 horas.

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