La Mesa de Movilidad fija el Torrebús comarcal y la accesibilidad entre los retos de la ciudad

La delegación de este colectivo en la capital del Besaya, uno de los agentes cántabros más volcados en el impulso de la transición ecológica y el adiós a los modelos urbanos más plagados de coches, ruidos y contaminación, ha recetado un decálogo de medidas a los grupos que integren el próximo Ayuntamiento, una batería de ideas integrada bajo una máxima que, inspirados en otras ciudades de España y el extranjero, vienen repitiendo desde hace años: recuperar el espacio público de vuelta a las personas. «Dar un paso más, perder el miedo y ser más ambiciosos e innovadores», apela su presidente, Javier Polanco, empeñado en inspirar los programas de los partidos que se presentan a los comicios y contribuir con ello a una Torrelavega «más sostenible, con una movilidad más verde, más sana, más inclusiva, eficaz y segura» de aquí a los próximos cuatro años de propuestas y actuaciones.

Lo cierto es que uno de los puntos centrales del ideario, la actualización del Torrebús y su comarcalización, no está llegando todo lo pronto que prometió la Consejería de Transporte. A pesar de unos «tímidos avances», ponderan, el modelo adolece de una verdadera integración y sigue sin ser todo lo eficaz que debería, según la Mesa. Para la agrupación, el futuro pasa por la coordinación del Torrebús con el resto de operadores de Cantabria a través de un Consorcio Autonómico de Transportes.

Otro de los debates más urgentes que asume, no esta ciudad sino todos los municipios de 50.000 habitantes, es el de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), la demarcación de un área libre de vehículos considerados menos contaminantes en el corazón de la urbe. Aplazadas a 2025 tras una petición de última hora por parte de los municipios, esta restricción europea ocupa el primer puesto del decálogo de la entidad para impulsar lo que ellos llaman una «desautoxicación».

No todo son críticas. La agrupación valora el éxito de las bicicletas eléctricas, pero apela a la «valentía» de los políticos para dar un «auténtico impulso» a este tipo de movilidad. Mejoras en Cercanías, aparcamientos disuasorios, cooperación en el sector público y privado para favorecer el uso de vehículo compartido en los desplazamientos cotidianos... El 'manual' apela a los políticos, pero concede un papel clave a la participación vecinal: «Se necesita más transparencia e información directa al ciudadano».