Los motores de los superdeportivos rugen de nuevo en Torrelavega

Como es habitual en este tipo de eventos, los participantes disfrutan durante varios días de la conducción de sus 'joyas' sobre ruedas, la amistad de otros apasionados del mundo del motor y la naturaleza, gastronomía y cultura que les ofrece el lugar, en este caso Cantabria. La cuarta edición de '52 Supercars Ciudad de Torrelavega' se inició el jueves con la entrega de acreditaciones y una cena en el Parador de Limpias. El viernes hubo viaje en barco y visita a una fábrica de anchoas en Santoña.

La jornada se inició con la salida de los participantes de Santillana del Mar y la exposición de los superdeportivos en la Avenida de España, a partir de las 10.00 horas, que incluyó degustación de jamón, quesos, café, vino, anchoas... Antes del almuerzo, en el Círculo de Recreo, se entregó una placa de agradecimiento al Ayuntamiento y se realizó un desfile de los participantes por las principales calles. Hoy, domingo, tendrá lugar una visita turística a Santillana del Mar, una ruta por la región y, para finalizar, otra exposición de los coches en la Avenida de España, a partir de las 13.30 horas.

El organizador, Jesús Solano, está al frente del proyecto desde que comenzó, hace 15 años, en el Palacio de la Magdalena de Santander. Aquel día hubo 52 participantes y como homenaje a ese buen inicio el número sigue figurando en la denominación actual del evento, ideado como una comunidad de propietarios de coches deportivos de lujo, que ahora impulsa el Ayuntamiento de Torrelavega.

«Se han volcado con nosotros y podemos decir que el proyecto ha venido para quedarse», decía Solano en presencia del alcalde, Javier López Estrada, y el consejero de Industria, Javier López Marcano, entre otras autoridades. El organizador señala como «estrella» de esta edición al Ford GT 40, valorado en 500.000 euros. «Es una réplica del mítico coche que ganó las 24 Horas de Le Mans en 1969. Es impresionante, especialmente su entrega de potencia. No he visto nada igual», indicaba orgulloso su propietario, Jesús, de Santander.

Francisco, de Barcelona, es un veterano que participa con un Ferrari 430 Escudería, y Javi, de Torrelavega, más novato, lo hace con un Porsche Caimán S que compró hace dos años. «El mío es un pura sangre», afirmaba el catalán, mientras el cántabro destacaba de su coche que «tiene motor central, pesa menos y es muy estable en las carreteras de montaña». Ambos gozan con la conducción de sus monturas, especialmente «cuidadosa» los días de lluvia, y, sobre todo, con la amistad, que «es lo más importante». Ese buen ambiente fue de nuevo la nota predominante de una cita que se consolida.